lunes, 12 de diciembre de 2011

RETABLOS (III)


Retablo de la Virgen de Bascones de Valdivia.


En el pueblo de Báscones de Valdivia existió durante algunos siglos un misterioso y bonito retablo dedicado a la Virgen.

( En 1973 se llevó de la iglesía, porque esta amenazaba ruina, y cuando se rehabilitó ya no tenía sitio).
Madoz, en su Diccionario Geográfico Estadístico-Historico, de 1846, decía de BASCONES DE VALDAVIA: l. con ayunt. en la prov.de Palencia (14 leg.), part. jud. de Cervera de Rio Pisuerga (4), aud. terr. y c. g. de Valladolid (22), dióc. de Burgos: SIT. en un valle con buena ventilación y CLIMA saludable, siendo las enfermedades que más frecuentemente padecen sus hab. dolores de costado y catarros. Tiene muy pocas CASAS, y entre ellas se encuentra una igl. parr., dedicada a San Sebastian y servida por un cura párroco. …”; y poco más, salvo que por aquel entonces tenía “5 vec., 26 alm.”. Hoy en día, cosas de la época, Báscones de Valdavia o Valdivia, que también figura a veces así, pertenece a la diócesis de Palencia.
El retablo, restaurado y dividido en dos partes, se expone en el Museo Diocesano de Palencia; aunque la Guía del Museo muestra con un dibujo como fue en tiempos pasados.
Se compone de banco, dos cuerpos y ático semicircular que se desarrolla a lo ancho de cinco calles. La separación entre calles se realiza mediante columnas, menos en el sotabanco que son pilastras quienes soportan las cargas. Las hornacinas, donde se alojan los relieves con la vida de Cristo, están coronadas con bóvedas de cuarto de esfera aveneradas con la charnela hacia afuera. La división entre cuerpos, y entre banco y sotabanco, se hace con impostas con adornos. Los elementos estructurales del retablo, casetones del sotabanco y tímpano, están decorados con bajorelieves policromados y estofados.
En el banco van situados los cuatro Evangelistas en torno a una escena de la Piedad. En los dos cuerpos escenas de la Vida de Cristo; en la calle central Virgen sedente con Niño y Asunción.
Los relieves con la Vida de Cristo y los Apóstoles son de nogal, el ático de haya, y la estructura del retablo de madera de pino.
Lo de “misterioso retablo” se refiere a que desconocemos su autor y su historia, y a que su aspecto presenta dudas y contradiciones. Veamos algunas.
¿Como se equipaban de muebles liturgicos las iglesias en siglos pasados?. Lo normal, salvo existencia de un patrono que corriese con los gastos y gestiones, era reunión de vecinos y decisión de hacer el retablo, con el mínimo precio y la mayor “belleza” posible. Unas veces todo era nuevo; otras se reutilizaban restos anteriores; bien por exigencia de la parroquia, bien porque el “artesano” encargado de su construcción lo propusiese así para bajar precio.
El retablo de Báscones, -un buen retablo-, no escapa a la regla. La mazonería es renacentista ya avanzada; los Evangelistas de la predela también renacientes, y el resto de las imágenes tardogótico “flamenco” con influjo burgalés o burgales con fuerte influjo “flamenco”.

Bajo el sotabanco, un texto anterior a la última restauración dice: “ESTE RETABLO. SE ACABÓ. EL AÑO. DE MIL.DXXXVIII [1538] SIENDO CURA IV[AN] GARCIA DE BASCONES”. Y continua: “SE BOLVIO A RETOCAR. EL AÑO DE MIL SETECIENTOS SETENTA Y SEIS SIENDO  CURA BENEFICIADO DON BERNARDINO GUTIÉRREZ”. A finales del siglo XX habría que haber añadido: “Se restauró entre abril de 1988 y mayo de 1990”.
A finales del siglo XV la responsabilidad en la construcción y ensamblaje de los retablos residía, en los medios rurales, generalmente, en los entalladores y en los escultores; los ensambladores aparecieron años más tarde. El entallador -el que entalla- solía ser el que contrataba la obra, tanto de ensamblaje como de escultura o pintura y dorado; era el que habitualmente realizaba la traza, pues estaba capacitado tanto para diseñar la traza arquitectónica como para materializarla, era el encargado de realizar la decoración tallada de los elementos constructivos. Los retablos llevaban gran cantidad de talla decorativa, por eso eran obra de los tallistas o entalladores: columnas, pilastras y frisos iban plagados de decoración tallada adherida al ensamblaje. El escultor hacía los relieves y las imágenes de bulto.
El utilitarismo, con el consiguiente ahorro económico, era la condición predominante: no había problema en aprovechar relieves o esculturas hechos años antes por otro maestro. Es por esto normal encontrarnos con una imaginería de estilos distintos en obras contratadas por entalladores; hacían la traza arquitectónica, se encargaban de su realización y de la labor decorativa aneja a la misma y los grandes relieves y las esculturas las subcontrataban a los escultores o imagineros.
El cura lo que buscaba era que hubiese unas secuencias iconográficas claras, y que se identificasen bien los temas; y todo ello ubicado en un retablo bien engalanado, fueran los motivos góticos o renacientes.
Este parece el caso de Báscones.
La función prioritaria de un retablo era servir de vehículo de adoctrinamiento religioso del pueblo, transmitiendo en la forma más clara posible el mensaje del dogma católico, pues las imágenes eran el medio más eficaz para provocar la devoción de los fieles al ilustrar lo que el sacerdote les había predicado desde el púlpito.
Los artistas ponían su arte al servicio de la Iglesia, creando la puesta en escena de la Historia Sagrada y de las vidas ejemplares de los santos, para catequizar y emocionar a los fieles. El adorno de las superficies y la policromía de los retablos servía para que estos pudiesen identificar a los personajes de las “historias” como algo cercano, a la vez que como imagen de la divinidad.
En el retablo de Báscones parecen reconocerse tres “manos”: la responsable de la mazonería, la del autor de los relieves de los dos cuerpos del retablo -la historia de Cristo-, y la que esculpió los Apóstoles de la bancada. El autor de la estructura y ornamentación (con motivos de grutescos) parece haber conocido bien la obra de Diego de Siloe y de la ornamentación renaciente que se hacía por entonces en Burgos.
Los relieves de los dos cuerpos del retablo, hoy en día, se atribuyen a un desconocido “Maestro de Amberes”. Las escenas reflejan minuciosamente detalles costumbristas de época en vestuario y muebles, siendo las actitudes y los rostros de los personajes fuertemente expresivos. Su estilo recuerda al de las escenas de los trípticos “flamencos” tan apreciados entonces. El relieve de la Circuncisión, por ejemplo, presenta  semejanzas con el equivalente en el retablo amberino de la iglesia de Pahile ahora en los Museos Reales de Arte y de Historia de Bruselas; compare usted mismo
La hipótesis anterior, la de un “maestro de Amberes”, no convence a todos los historiadores, y algunos abogan por algún escultor burgalés (“flamenco” o castellano) que utilizase los grabados nórdicos que circulaban por entonces en los talleres de los artesanos.
A favor de los excepticos sobre el “maestro de Amberes” cuenta que la escena de la Degollación de los Inocentes es difícil de encontrar en los retablos flamencos. Y en contra el que el “Institut royal du patrimoine artistique” (Belgica) dé para alguna de los relieves como lugar de producción a Antwerpen; o que en el catálogo de la exposición sobre “Les retables anversois, XV-XVI siècles” celebrada en la Catedral de Amberes en 1993, al hablar de los relieves de la Circuncisión y de la Natividad del retablo de Báscones, se diga: “L’attribution de ces fragments à un atelier anversois n’est pas encore bien établie. On aurait découvert des traces de la main d’Anvers mais celles-ci sont trop vagues pour être decisives”.
[a observar: el pastor gaitero, -primer personaje situado a la izquierda- con un peculiar aerófono rematado por un pabellón a modo de cuerno, típico de los instrumentos que los musulmanes introdujeron en España; y, también, a los angelitos músicos con laud, vihuela, …]

Parrado del Olmo fue bastante tajante en la ficha del Catálogo de la exposición “VLAANDEREN en Castilla y León”, Amberes 1995 : “…se ha pensado en un hipotético Maestro de Amberes, que pudiera haber enviado las esculturas desde los Paises Bajos, al menos las escenas de la Vida de Cristo que indudablemente tienen una influencia nórdica, … he supuesto que pudiera ser obra de un artista probablemente flamenco, pero asentado en España o trashumante, quien también pudiera conocer aspectos superficiales de la escultura castellana cercana al foco burgalés…
Años antes, Angel Sancho Campo había atribuido la predela y el ensamblaje a Diego de Siloe, y otros, -p.e. Azcárate-, asignaban los Evangelistas al taller de Vigarny, pues si bien estando dentro de las mismas coordenadas estilísticas que las de la Vida de Cristo, reflejan alguna relación con las sedentes del retablo mayor de la catedral de Palencia obra de Vigarny (con quien también se aprecia relación en la tipología del rostro de la Virgen).
Si me he extendido algo en el tema es para mostrar la dificultad que tienen las atribuciones no sustentadas en documentos escritos de la época; lo que desgraciadamente es lo habitual.
¿Y que dicen los “Libros de fábrica” de Bascones de Valdavia?. Pues de momento nada; porque al menos en el Archivo Diocesano de Palencia, donde deberían estar, no están, y la primera documentación existente allí de la parroquia es sobre defunciones y nacimientos en siglos muy posteriores al de la construcción del retablo (¿se destruyeron o perdieron cuando la Guerra Civil?, ¿cuando la de la Independencia?, …).

BIBLIOGRAFÍA.
-José Mª de Azcárate, “Escultura del siglo XVI”, Ars Hispaniae, t. XIII, Madrid 1958.
-Jesús Muñiz Petralanda, “La problemática de la determinación de la procedencia de los retablos flamencos”, Cuadernos de la Cátedra de Patrimonio y Arte Navarro, 2008.
-Hans Nieuwdorp, “Les retables anversois. XV-XVI siècles”, cat. Expo. Cathédrale d’Anvers 1993.
-José Mª Parrado del Olmo, “Las Edades del Hombre", Cat. expo., "El arte en la Iglesia de Castilla y León”,  ficha nº 41, Valladolid 1988, y ficha nº 71, Cat. expo.,"La Música en la Iglesia de Castilla y León”, León 1991.
-José Parrado del Olmo, “Talleres escultóricos del siglo XVI en Castilla y León", Valladolid 2002.
-Francisco Portela Sandoval, “La escultura del siglo XVI en Palencia”, Palencia 1977.
-Angel  Sancho Campo, “El Arte Sacro en Palencia”, t. II,  Palencia 1971, t. III, Palencia 1975.
- Angel Sancho Campo, “El Museo Diocesano de Palencia. Su Origen, Formación y Estado Actual”, PITTM , nº 70, Palencia 1999.
- Angel Sancho Campo, “Guía . El museo diocesano de Palencia”, El arte sacro en Palencia Vol. II, Palencia  1999.
-VVAA, Catálogo de obras restauradas 1988-1994”, Junta de Castilla y León, Valladolid 1996.

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