domingo, 4 de marzo de 2012

SILLERÍAS DE CORO (III)

Sobre la Sillería de coro de la Catedral de Zamora. (V)
(QUINTA PARTE)



5. BESTIARIO DE LA SILLERÍA.

5.1. BESTIARIO FANTÁSTICO.

Leíse en la Historia de Antioquía de un sancto padre que después que por muchos días había rogado a Dios que le mostrase qué figura había la muerte, una vegada oyó una voz de home que le llamaba, é salió fuera de su cella, é vió una bestia que había el cuerpo de asno é las piernas de ciervo, é los pies de caballo, é la cara de león, é duas órdenes de dientes é un cuerno muy grande, é había la voz de homme; e entendiendo la significación, conoció que todas estas viles condiciones de la muerte que se pueden entender por esta bestia…”.
[El Libro de los Enxemplos, Biblioteca de Autores Españoles, Vol. LI]
Las sillerías de coro ofrecen un riquísimo repertorio de animales fabulosos, tan difíciles de identificar como de atribuirles un significado concreto; el horroroso aspecto que muestran, y su semejanza en la mayoría de los casos, con animales de inequívoco simbolismo de vicios y pecados, hace que se les conceptúe como prototipos de maldad, con lo demoníaco o con la muerte.
El simbolismo de los animales existía desde la antigüedad. “Los Bestiarios”, libros medievales, tratan de animales, reales o imaginarios, representativos en sus rasgos más salientes de Cristo, el diablo, el bien, el mal, o ciertas virtudes o vicios. Su influencia se dejó sentir en la liturgia y en la oratoria cristiana; y de ellos, en gran número, la escultura románica y gótica tomó muchos de sus modelos. Quizás algunos textos ayuden a justificar la presencia en la sillería del coro de la catedral de ciertos de estos seres.

5.1.1. Los Centauros.

El centauro aparece representado en tres misericordias de la sillería de la catedral. En una lleva el arco y la flecha y está en actitud de disparar; arco y flecha eran armas propias de los dioses o de los reyes, por lo que no es de extrañar su presencia en el firmamento y el que preste su icono al Sagitario del Zodiaco.
En el imaginario medieval los centauros eran unos seres mitad hombre y mitad caballo que vivían en la agreste naturaleza; se alimentaban de carne cruda y cazaban a sus presas armados de palos y piedras; sus costumbres solían ser brutales, sobre todo en relación con las mujeres, y cuando estaban bajo los efectos del vino. Se les solía otorgar un simbolismo negativo, como representación del pecado en general: “Tienden los impíos su arco,/ ajustan a la cuerda sus saetas,/ para asetear en lo oculto a los rectos de corazón” [SALMOS, 11, 2 (V.10)].
El mito más popular relativo a los centauros se encuentra ya en Homero. Según su relato, el centauro Eurytion invitado a la boda de Pirithoos, -rey de los Lapithes-, con Hippodamia, se emborrachó en el banquete e intentó violar a la novia, por lo que fue castigado por su insolencia por los héroes, que le expulsaron trás haberle cortado la nariz y las orejas; sus compañeros, los centauros, vinieron en su ayuda y se produjo una lucha en la que Pirithoos y Thésée, el héroe, también presente en la fiesta, les vencieron persiguiéndoles hasta el pie del monte Pinde. La batalla, representada con frecuencia, simbolizaba el triunfo de la civilización sobre la barbarie.
Para Isabel Mateo la lucha a pedradas entre dos centauros en una misericordia de Zamora podría ser una evocación crítica de la lucha entre caballeros. Los centauros tenían fama de violentos y de disfrutar de placeres como el vino, las mujeres y la caza; se los consideraba la encarnación de sentimientos como la ira y, por lo tanto, representantes de la barbarie y de la lujuria masculina.

5.1.2. Sirenas y Tritones.

La primera referencia escrita que tenemos de las sirenas es el canto XII de “La Odisea”, cuando se narra el episodio en que Ulises, instruido por Circe, tapó con cera los oidos de sus marineros y se hizo atar al mástil de su embarcación para poder escuchar sus cantos sin sucumbir ante ellos. La sirena iconográficamente era entonces un ser híbrido con cabeza de mujer y cuerpo de ave.
En el siglo VI d.C. aparece una obra, el “Liber mostruorum de diversiis generibus”, en la que se dice:”Sirenas son doncellas marinas, que atraen a los navegantes por su hermosura y la belleza de su canto. Desde la cabeza hasta el ombligo tienen forma de mujer y tienen colas escamosas de peces, moviendose en las profundidades”. A partir de entonces la descripción que los autores griegos habían hecho, y que se mantendría sin desaparecer totalmente durante la Edad Media, de las sirenas con torso femenino y cuerpo de ave, iría cediendo su puesto a esta nueva imagen de la sirena con cuerpo de mujer que desde la cintura se metamorfoseas en pez rematado en una aleta caudal. A partir del gótico su atributo más común fue el espejo y el peine dando lugar al tipo iconográfico de las sirenas coquetas, porque el peine actuaba como símbolo de la seducción femenina y el cabello era un medio de seducción.La sirena-pez tuvo como modelo las tritonisas, compañeras de los tritones en el “thíasos” marino; su aspecto es más seductor que el de las sirenas-pájaro por lo que éstas se asocian a símbolos demoníacos mientras las pisciformes se vinculan a la lujuria.
Los griegos forjaron atractivos mitos para explicar la grandeza del mar, que ellos percibían como un poder sobrenatural. Poseidón, el dios principal, tenía el privilegio de ser acompañado por una corte triunfal de servidores, el llamado Thiasos marino. A Tritón, hijo de los dioses marinos Poseidón y Anfítrite, se le suele representar de cintura para arriba como un humano y la cola de un pez. Con el tiempo su imagen y nombre se asoció con unas criaturas parecidas a sirenos, -los tritones-, que podían ser masculinos o femeninos; así fue como surgió el colectivo de los tritones, cola de pez y algún atriibuto, -tridente, caracola,espada- en las manos, con una función meramente decorativa sin una mitología precisa. Según Maeterlink muestra como el hombre que vive en pecado se degrada hasta el rango del bruto, según las observaciones que hace para una misericordia similar de Saint-Sulpice en Diest (Bélgica).
La Iglesia, recomendó usar con precaución las figuras de los dioses de la gentilidad, pero, a pesar de ello, la mitología triunfó, porque, los eclesiásticos doctos la favorecieron, y amaron, en su calidad de humanistas. Para conciliar las representaciones mitológicas con las enseñanzas cristianas, la única vía posible fue utilizar la mitología con sentido alegórico; la alegoría convertía a la imágenes paganas y a las fábulas licenciosas, en inocentes pretextos para condenar vicios morales, o para ensalzar virtudes.

5.1.3. El Grifo.

Del siglo XIII es el “Bestiario moralizzato di Gubbio”, un texto constituido por 64 sonetos. Cada uno describe las propiedades de un animal así como su significado moral; dice en este caso: “Ciertamente está hecho el grifo/ a semejanza de una fiera y de un ave:/ su parte de atrás es como de león,/ y por delante parece el águila voladora;/ muy fuerte, por su naturaleza,/ tiene la vista aguda, es ligero y ágil,/ engaña al hombre vivo por traición,/ lo mata y devora de inmediato./ Por el grifo entiendo al Enemigo,/ y por el hombre vivo al penitente,/ que áquel engaña, se come y devora./ Ve con agudeza, pues es muy viejo,/ fuerte y ágil por su naturaleza cruel/ jamás perdonará a criatura alguna”. A partir del siglo XV al grifo macho se le representaba sin las alas.
El Physiologus nos cuenta que vivía en una parte de los desiertos de la India; y Maestre Gossouin en “La imagen del mundo” narraba en el siglo XIII :”Allá [en la India] están las grandes montañas de oro y de piedras preciosas, y de otros tesoros en abundancia. Pero ningún hombre se atreve a acercarse a ellas, debido a los dragones y a los grifos salvajes que tienen cuerpo de león volador, y que bien pueden llevarse a un hombre completamente armado, junto con su caballo, si consiguen atraparlo”. Contaba, también, una leyenda griega que Apolo fue en busca de los grifos y que regresó a Grecia cabalgando sobre los lomos de uno de ellos.
El artista burlón que talló este friso, como el que hizo algunas de las misericordias, debió hacerlo con alegre sonrisa en la boca y contento silbido en los labios; ambos mostraron una facilidad esquisita para ver el ridículo de las cosas, y hacerlo con finísima socarronería de incrédulos observadores.

5.1.4. El Dragón.

Isabel Mateo sugiere que la misericordia en que aparece un niño enrollando en su cuerpo la enorme cola de una gigantesca serpiente alada, ilustra un pasaje de la infacia de Hércules.
Fueron muchos los temas mitológicos que se representaron en el siglo XV en Europa en diversos soportes, y uno de los que tuvo más éxito fue el relacionado con la vida de Hércules. Hércules fue considerado desde la antiguedad como símbolo de las perfecciones morales, y este sentido moralizador se intensificó y cristianizó sobre todo durante los siglos XV y XVI.
Piensa la historiadora que la talla de la misericordia de la catedral de Zamora está relacionado con este pasaje de la Infancia de Hércules: Anfitrión, esposo de Alkmene, enterado de que su mujer -engañada por Zeus- había tenido un hijo de éste, quiso saber cual de los dos niños que dormían era el suyo. Para ello, incitado por Hera -irritada a su vez por la infidelidad de Zeus-, metió una noche en la alcoba de los niños dos serpientes que se apresuraron a envolverlos; pero mientras uno de ellos, Ifikles, rompió a llorar, Hércules cogió a cada una con una mano y las estranguló.
Personalmente, aunque casi seguro tenga razón Isabel, me gusta más la historia que cuenta Eliano en su poema Dardanica en el que un tal Hegemon relata la historia de un enorme dragón que se enamoró de un pastor griego llamado Alenas el Tesalio cuyo cabello era rubio como el oro, “rampaba hasta él, le acariciaba los cabellos, lustraba el rostro de su amado lamiéndole con su lengua y le ofrecía muchas presas”. Claudius Aelianus, conocido como Eliano (170-225 d.c.), lo narra en su “Historia de los animales”, una compilación enorme a partir de diversas fuentes (principalmente Aristóteles y Plinio); es una pena pero este tratado goza de poco prestigio entre los historiadores de zoología.

5.2. BESTIARIO GENERAL.

El Génesis, en el relato de "La creación del universo", nos cuenta que el día quinto se crearon los animales que poblaron las aguas y el aire, y el día sexto, antes de la del hombre, se crearon los animales que habitaron la tierra [Gen. 1, 20-25]; y poco después, en el relato sobre "El Paraiso", se nos dice que Dios trajo ante el hombre a todos los animales para que éste les impusiese sus nombres [Gen. 2, 19-20]. Como en el antiguo Oriente la imposición del nombre era una señal de dominio, el significado de estos relatos es que los animales fueron creados por Dios, y puestos por Él, para el servicio y bajo el dominio del hombre.

5.2.1. El oso.

El simbolismo más frecuente del oso era el del demonio. Sin embargo, en los bestiarios medievales, su descripción no suele aparecer con adhesiones moralizantes limitándose a una breve, imaginativa y más o menos legendaria descripción zoológica.
Las inclinaciones del oso a degustar la miel o los frutos dulces del madroño le hicieron simbolizar, tambien, los apetitos carnales. Como alusión a este pecado pueda quizás interpretarse una misericordia de la sillería en la que dos osos comen ávidamente fruta de un barril.

5.2.2. El cerdo.

El cerdo es uno de los animales peor considerados en el simbolismo de todos los tiempo. Los bestiarios, curiosamente, suelen omitir su descripción, y en las sillerías de coro, sin embargo, es muy frecuente encontrar su representación; en la de Zamora la encontramos de diversas formas.
El cerdo ha sido conocido universalmente como símbolo de la glotonería, pues traga todo lo que encuentra.; y, según las épocas, también de la gula y la lujuria, porque, como dijo San Clemente de Alejandría, se solaza en el estiercol y el fango.
En una misericordia se muestra unos cerdos complacidos ante la presencia del sexo de un hombre. Para Isabel Mateo si bien es difícil precisar a que aberración quiere representar es indudable que se trata de una clara alusión a la lujuria y a costumbres inmundas.

5.2.3. El elefante.

A partir de algunos hechos legendarios y de las aportaciones de la historia natural los bestiarios elaboraron sus conclusiones ético-morales atribuyendo al elefante un simbolismo religioso. Con frecuencia se le representa llevando sobre su lomo un castillo que, muchas veces, en proporción es de tamaño mayor que el elefante; esta iconografía debe derivarse del Libro de los Macabeos [6, 15, 37].
No son unánimes los textos, el Physiologus y en general los Bestiarios medievales, en cuanto al simbolismo atribuible al elefante. Nos encontramos con un simbolismo tradicional de pureza, fortaleza e inteligencia, al que se contrapone también apartir del siglo XIV el de egoismo, cobardía y bravuconería.
Transcribo dos textos divertidos para poner de manifiesto “los hechos legendarios” o “las aportaciones de historia natural”. En “Proprietez des Bestes” (extractos de un Libro de Alejandro, según manuscrito de 1512, publicado en “Traditions tératologiques”) se dice: “Cuando se quieren capturar elefantes en los grandes desiertos sin matarlos, …, se cavan grandes fosas en los caminos por donde se sabe que pasan, y al pasar caen dentro. Entonces, llega uno de los cazadores y golpea al animal; después viene otro cazador tras el primero y le pega en presencia del elefante. Y así como el primer cazador finge golpear al elefante, el segundo hace ver que lo defiende y protégé para que no reciba más golpes, y luego le da cebada de comer. Y cuando lo ha hecho así tres o cuatro veces, el elefante toma afecto al que le ha defendido y le ha dado de comer”. Y en un bestiario latino conservado en Cambridge y publicado por T.H.White en “The Bestiary. A Book of Beast” (traducción de Malaxecheverría): “Existe un animal llamado elefante, que carece de deseo de copular. Dicen las gentes que los griegos lo llaman “elefante” debido a su tamaño, pues sugiere la forma de una montaña; y en griego montaña se dice eliphio”.

5.2.4. El zorro o la zorra.

Dice así el Fisiólogo atribuido a San Epifanio: “La zorra es un animal astuto. Cuando tiene hambre y carece de comida, se dirige a un lugar soleado, y tendida en el suelo y conteniendo la respiración, simulando estar muerta, yace boca arriba con los ojos abiertos y las patas en alto. Bajan las aves para comérsela, pero ella las apresa por sorpresa y las devora a placer. No obra de otra manera el diablo cuando quiere atrapar al hombre; le tienta para que se comporte lo más negligentemente en su vida de oración y así es seducido con toda felicidad”.
En todas las recopilaciones históricas de las fábulas, -desde Esopo (s. V a.C) o Fedro (s. I d. C.) hasta Babrio (s. III d. C.)-, el zorro se convierte en el símbolo del engaño y la marrullería. En la segunda mitad del siglo XIII el escritor Rutebeuf mostró a este animal como símbolo de la hipocresía religiosa haciendo una dura crítica de las Órdenes mendicantes. La capucha con la que aparece en la sillería hace la alusión inequívoca.

5.2.5. El mono.

A partir del Physiologus todas las iconografías le identifican con el diablo, y con los diferentes pecados que éste representa. Para concretar el significado de las tallas en que aparece interesa considerar sus dos características más sobresalientes: sus costumbres y su similitud con los hombres. En uno de los paneles interiores de la primera escalerilla, dos monos se pelean por un pellejo de vino (escena similar a la ya vista en una misericordia en la que dos bebedores, en esta caso hombres, pelean por un pellejo de vino).
Cuando aparece encadenado, como en un dosel de las sillas bajas del coro, puede interpretarse como el vicio conquistado por la fe y la virtud (en opinión de Isabel Mateo).
Y en el Bestiario de Cambridge se dice: “Se les llama simios en lengua latina, porque la gente advierte en ellos gran similitud con la razón humana. Estas criaturas, conocedoras de los misterios de los elementos, se alegran en tiempos de luna nueva, entristeciéndose cuando hay media luna o plenilunio”.

5.2.6 El león.

El león aparece con frecuencia en el arte desde la antiguedad. Puede tener significados muy diversos, tanto positivos como negativos.
Dos personajes del Antiguo Testamento se han enfrentado al león agarrándole por la quijada: Sansón y David. Sansón se dirigía a casarse con una hija de los Filisteos, y cuando se acercaba a Timna para verla “”le salió al encuentro un joven león rugiendo. Apoderóse de Sansón el espíritu de Yavé; y sin tener nada a mano, destrozó al león como se destroza a un cabrito” [Jueces, XIV, 5-6]. Sansón vencedor del león es aquí una figura del Cristo triunfador sobre Satán, sobre las fuerzas del mal y de la muerte. Otro gran personaje vetero-testamentario, David, cuando se ofreció a Saul para enfrentarse con el Filisteo   dijo que “Cuando tu siervo apacentaba las ovejas de su padre y venía un león o un oso y se llevaba una oveja del rebaño, yo le perseguía, le golpeaba y le arrancaba de la boca la oveja; y si se volvía contra mí, le agarraba por la quijada, le hería y le mataba…. Yavé, que me libró del león y del oso, me librará también de la mano de ese filisteo” [Samuel, XVII, 34-37]. El león es aquí la figura del mal, del diablo, de la muerte.
El león presenta a veces también un valor positivo, tanto en la Biblia, -“El león, el más fuerte de todos los animales, que no retrocede ante nadie” [Proverbios, XXX, 30], como, y sobre todo, en los Bestiarios medievales.
Representado desde la antiguedad el león puede tener también una simple función decorativa; pero, a partir del siglo XII y en especial en virtud de los Bestiarios tomó un sentido cristológico.

5.3 BESTIARIO ORNAMENTAL.

5.3.1. Animales reales.

Agunas misericordias, apoyamanos o pomos que presentan tallas de animales puede que carezcan de un simbolismo inmediato y tengan tan sólo un fin ornamental.
Este podría ser el caso de una que presenta a dos carneros afrontados, sin olvidar que en el mundo románico cuando se representaban  dos carneros afrontados solían expresar fuerza y estímulo (“Cristo, simbolizado por un carnero, estimula a los hombres a seguir el camino de la Virtud y les proporciona la fuerza necesaria para rechazar el Vicio”). Tambien podría referirse al titular del estalo (p. e., las armas del apellido San Julián o Sanjulián incorporan dos carneros afrontados).
Los pomos de los doseles de las sillas bajas en los que abundan las aves entre hojarasca parecen tener, dentro de una gran variedad, un sentido claramente ornamental.

[La función de los pomos es la de simples elementos de señalización para delimitar los doseles que pertenecen a cada estalo. De forma circular, son secantes con el dosel correspondiente, adoptan una forma de lágrima; presentan dos caras que acostumbran a decorarse con figuras en relieve, normalmente independientes, y que en el caso de la sillería de coro de Zamora son motivos vegetales, animales, híbridos o figuras humanas. Los pomos, en los estalos, no aparecen hasta prácticamente el siglo XV].



Lo mismo ocurre con los pomos en que aparecen simios y otros tipos de animales; su sentido es sencillamente el adorno.

Una misericordia en la que se muestra a dos animales, uno de ellos coceando a otro que emprende la huida, podría tener algún simbolismo que desconozco; no obstante dada la calidad bastante baja es difícil distinguir a que especie pertenecen, -¿monstruos, cerdos?-, por lo que me anima a considerarla como de motivo ornamental.


5.3.2 Animales fantásticos.

¿De donde vinieron los animales fantásticos que pueblan la sillería?. En1492 Leonardo da Vinci daba este consejo a un joven pintor: “si te fijas atentamente en una mancha de esta naturaleza descubrirás en ella admirables invenciones de las que la genialidad del pintor puede sacar partido para componer batallas entre animales y hombres, paisajes, monstruos, diablos y otras cosas fantásticas que te harán el honor””. Quizás pueda ser una explicación, como parece apoyarlo la pequeña escultura que acompaña al que asciende hacia las sillas altas por la primera escalerilla del lado de la Epístola,
y que se transforma cuando se desciende por ella
aunque sin duda existen otras muchas explicaciones. Como un extraño guardian con aire canino y cuernos incipientes que vigila otra de las escalerillas,
o éste otro guardian,
sin que por ello los entalladores olviden por un momento su satírica ironía.

BIBLIOGRAFÍA.

-Francisco Antón, “Estudio sobre el Coro de la Catedral de Zamora”, Madrid 1904.
-Jules Berger de Xivrey (rec.), “Traditions Tératologiques ou Récits de l’Antiquité et du Moyen Age en Occident”, Paris 1836.
-Francis Bond, “Wood carvings in english churches. II: Misericords”, Londres 1910.
-Elaine C. Block, “Corpus of medieval misericords. Iberia”, Turnhout (Bélgica) 2004.
-Dorothy y Henry Kraus, “Las sillerías góticas españolas”, Madrid 1984.
-L. Maeterlinck, “Le genre satirique, fantastique et licencieux dans la sculpture flamand et vallone. Les misericordes des stalles”, Paris 1910.
-Ignacio Malaxecheverría (ed.), “Bestiario medieval”, Madrid 1989.
-Isabel Mateo Gómez, “Temas profanos en la escultura gótica española. Las sillerías de coro”, Madrid 1979.
-E. Nacar y A. Colunga (trads.), “Sagrada Biblia”, Madrid 1963.
-Guadalupe Ramos de Castro, “La Catedral de Zamora”, Zamora 1982.
-Mª Isabel Rodriguez López, “Posidón y el thíasos marino en el arte mediterráneo”, Madrid 1993.
-Santiago Sebastián (ed.), “El Fisiólogo atribuido a San Epifanio seguido de El Bestiario Toscano”, Madrid 1986.
-Mº Dolores Teijeira Pablos, “Juan de Bruselas y la sillería coral de la Catedral de Zamora”, Zamora 1996.


2 comentarios:

  1. Très intéressant, rapport avec les stalles d'Aoste?

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  2. Je ne crois pas; mais la thématique (les motifs) de les miséricordes ce semblable.
    Meilleures salutations
    Luis

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