jueves, 9 de mayo de 2013

SILLERÍAS DE CORO (VIII)


La Sillería Baja del coro de la Catedral de Toledo.
Apoyamanos.
(CUARTA PARTE)


Un oso, de pie, sujeto por una cadena que perfora su hocico aparece junto a un joven que le amenaza con una vara en un apoyamanos de la sillería de coro de la catedral de Toledo; una escena que era clásica del "juglar" domador y que le hace pensar a Isabel Mateo, basándose en un emblema de comienzos del siglo XVII, sino será una representación simbólica del fuerte dominado por el menos fuerte.
El hombre de la Edad Media era aficionado a los espectáculos llevados a cabo por artistas ambulantes entre los que se encontraban gente como los músicos, los domadores de animales o los acróbatas. A estos últimos se les acostumbraba a personificar como un hombre que se apoya sobre las manos con la cabeza abajo curvando el cuerpo hasta tocar con los pies la tierra; para José Mª Azcárate "representa siempre la inversión del orden natural en la naturaleza humana", mientras que para Maeterlinck son sencillamente una sátira de los juglares acróbatas.
La figura del acróbata fue muy frecuente en las representaciones artísticas durante el románico aunque ya figuraban en pinturas de los vasos griegos. Un ejemplo puede ser el materializado en un relieve de hacia 1150 de la abadía de Saint Martin en Savigny (Lyon) que se conserva actualmente en The Cloisters la sección medieval del Metropolitan Museum (Nueva York).
Los apoyamanos de la sillería baja del coro de la catedral de Toledo presentan figuras de bulto redondo en posturas que muchas veces recuerdan la primitiva forma circular del elemento; su función era la de servir de punto de apoyo para los clérigos poco ágiles que tenían dificultades para levantarse del asiento sin ayuda.
Muchos de ellos muestran a animales enroscados con la cabeza vuelta hacia las partes traseras, criaturas imaginarias en posiciones similares o figuras humanas sentadas o agachadas; son consecuencia de la forma original del elemento.
La ornamentación con dragones y criaturas fabulosas, que provocan repugnancia por sus formas monstruosas y difíciles de imaginar, se elegían habitualmente por los escultores por ser prototipos de la maldad; Isidoro de Sevilla los interpretaba como precursores del mal o incluso a veces los comparaba con el diablo.
La representación de los animales enroscados deriva de la del castor, animal casi siempre considerado en los bestiarios de la época -en particular en el Physiologus-, con la fábula acerca de su estrategia de arrancarse los testículos para evitar la persecución de los cazadores (amonestación a las gentes para que venciesen sus vicios para evitar a Satán). 
En las últimas sillas, y en las adyacentes a las escalerillas, el lateral que cierra el estalo presenta una disposición especial; el panel aumenta de tamaño adoptando una forma trapezoidal y el apoyamanos queda integrado en dicho panel, pasando de ser una figura de bulto redondo a un simple relieve. Esta integración de un elemento independiente se hace sin perder el recuerdo del mismo, ya que el motivo sigue siendo una única figura cuya postura se continua adaptando a la primitiva forma circular del elemento.
Algunos apoyamanos han ya evolucionado hacia figuras de bulto redondo con escenificación de alguna historia, no olvidando su antigua forma cilíndrica, pero que responden aún a la iconografía de figuras humanas sentadas; se encuentran así la representación de un hombre sentado tras un escritorio, o la de otro jugando con un perro, o con un fuelle avivando el fuego, o la de alguien cogiéndose un pie, o el de un herrero o artesano o la de un bufón discutiendo con su perro por un pan. Escenas que son simplemente  representaciones de motivos que aluden a temas cotidianos.
Entre las escenas representadas en los apoyamanos algunas hacen referencia a temas clásicos como es el caso del que nos muestra a un joven quitándose una espina de un pie. La escultura alude a una obra conservada en los Museos Capitolinos (Roma) conocida como el "Espinario"  y que fue muy admiraba pues se consideró como modelo a imitar de la fidelidad de la juventud; según la leyenda representa a un joven pastor romano al que encargaron la entrega de un importante mensaje destinado al Senado y que  a pesar de haberse clavado una espina en el pie durante el camino no se la sacó hasta que cumplió su misión.
En otro apoyamanos se muestra a un fraile sosteniendo entre sus manos un paño o sudario con la efigie de una calavera. Durante el gótico tardío, como ya ocurrió con los pensadores de la antigüedad, la idea de la vanidad se asociaba en el arte con la muerte al considerarse que todos los bienes, y en especial la vida, son perecederos. La escultura, para Isabel Mateo, viene a evocar la "Meditación de la Muerte" de Tomás Kempis.
No faltan en estos elementos de la catedral de Toledo escenas del mundo de la fábula y de los proverbios, de exhibición de vicios o de crítica al estamento religioso. Así en un estalo se representa a una mujer sentada quitándose los pantalones; hace referencia a un tema muy común en la decoración tardogótica de las sillas de coro, la de la crítica a las mujeres que dominan al hombre o los roles invertidos de género. En "post" anteriores se vieron varias escenas de las misericordias que en tono burlón se simbolizaba la inversión del orden social patriarcal.
En una talla de una silla se representa a una mujer que está colocando una capa sobre los hombros de un hombre; desgraciadamente el apoyamanos está muy mutilado y del hombre tan sólo queda una pierna delante de la mujer. La escena responde a un refrán flamenco que dice: "Ella pone  a su marido la capa azul" (le pone los cuernos que se dice ahora). 
Pocos años después de realizada la sillería Brueghel recogería el refrán en su cuadro "Los proverbios flamencos" ("Nederlandse Spreekwoorden") que se conserva en el Staatliche Museen de Berlín.  Y unos pocos años antes, sin aludir a "poner la capa" pero con el mismo significado, el Marqués de Santillana escribía: "Por sí, o por no, marido señor, poneos vuestro capirote".
La crítica a los estamentos religiosos solía realizarse, con frecuencia, aludiendo a los vicios de la pereza, la fornicación o el alcoholismo. Así, en un apoyamanos se presenta a un monje durmiendo mientras apoya su mano izquierda sobre un libro cerrado; para Heim es una clara ilustración de la pereza.
Dos apoyamanos hacen referencia al vicio del alcoholismo en el estamento religioso; se estimaba que los clérigos ante la contemplación de tales escenas analizarían su conciencia al respecto: quizás por eso en uno de ellos se muestra a una monja con un odre de vino y en otro ya borracha.
La crítica se realizaba con frecuencia mediante la representación de una escena en la que los personajes eran animales; por ejemplo, tras la reforma gregoriana la condena de la música profana se hacía a veces mediante la aparición de animales músicos, siendo el mono el más empleado al ser considerado como el que imita con más frecuencia las actividades de los hombres. Aunque a veces la adopción de comportamientos humanos por los animales no era más que una convención artística. En un apoyamanos se representa a un mono tocando un instrumento: en este caso un órgano, un oficio propio de frailes. 
Uno de los animales más representados en las sillerías de coro fueron los monos; simplemente su semejanza con los humanos justifica a veces su presencia. En un apoyamanos se representa a una mona con su cría en brazos. Isabel Mateo piensa que estas escenas maternales tal vez encierran algún sentido más que el puramente descriptivo; se ampara en un emblema de G. de la Perrière, que figura en "Le Teatre des Bons engins" y que dice: "El mono abraza tan fuertemente a sus crías que las mata. Grandes desgracias que muchos padres, disimulándolo, tienen que sufrir por parte de sus hijos, provienen de este amor loco que les han dedicado en su niñez. ...".
En la sillería de Toledo, en todos los elementos susceptibles de ser tallados, aparece alguna escena del "Roman de Renart"; así, en un apoyamanos se representa al zorro Renart vestido con hábito de monje ante el gallo Chantecler (en este caso un ganso, pues en el poema de Renart variaba con frecuencia el nombre de los animales y los gansos eran a veces los protagonistas en lugar de las gallinas), escena que ya vimos representada en una misericordia.
Otro apoyamanos en el que se representa a un animal vestido con la parte superior del habito de monje comiendo en una escudilla y con un bastón en la mano podría también hacer referencia a la misma obra burlesca pues fue una de las mejores obras literarias medievales en la que se expresaba la lucha entre la burguesía y el feudalismo junto a una acervada crítica clerical; obra con gran repercusión entonces en lo que es ahora la Europa central.
Existen algunos apoyamanos que presentan grandes dificultades para su interpretación bien por su estado actual debido al desgaste o a presentar fracturas provocadas por su utilización a lo largo de los años. Así, un apoyamanos nos muestra a un hombre mirando que parece haber perdido algunos de los elementos que nos ayudarían a identificarle.
O a una mujer que debía soportar en sus manos lo que quizás nos permitiera identificar el sentido de la escena y que al haberse perdido se nos convierte tan sólo en la representación de una mujer sentada mirando.
En otros casos las causas de su difícil interpretación pueden derivar sencillamente de la incomprensión del tema que escenifican. Así ocurre con un elemento que nos muestra a dos hombres que cabalgan sobre una oveja. Si como parece ambos cabalgan mirando hacia atrás podría aludir al tema del "mundo al revés" entonces tan recreado.
Otro de los apoyamanos más trabajados y de difícil interpretación podría ser el que nos presenta a dos hombres que mantienen una entretenida conversación. Curiosamente estos últimos elementos presentan un aspecto diferenciador en la talla al apoyarse parte de ellos sobre un saliente de la pieza en que se apoya en forma de capillita; de esta forma se facilita la ubicación de dos figuras.
Tema habitual en las tallas de Rodrigo Alemán fue el del "salvaje"; en el caso de la sillería de Toledo aparece en varias misericordias, en paneles terminales, en los pomos y también en un apoyamanos; en este caso la figura del hombre velludo aparece cabalgando sobre un desgastado caballo; de su interpretación ya se trató al hablar de las misericordias que presentaban el mismo tema.
Para Dorothee Heim está inspirado en un grabado de 1475 del maestro del Hausbuch conocido como "El salvaje montado en el unicornio" (Lehrs 52)
Un centauro mordiéndose la cola es el representante de los temas mitológicos, también habituales, en la decoración de las sillerías de coro. El centauro era considerado como símbolo de la violencia y de la sensualidad y en el decir de Isabel Mateo una de las encarnaciones del demonio, aunque en la talla de la sillería de Toledo su aspecto no carezca de una cierta ingenuidad.
En los siglos XV y XVI los tullidos fueron abundantes en las ciudades y la mayoría se dedicaban a la mendicidad mostrando sus defectos físicos para conmover a las gentes. No obstante dado que algunos textos jurídicos medievales hablan del "pie cortado" como pena con que se castigaba en algunos casos (al moro que se cogiera en hurto, a los que robaban a los romeros, a los hijos que maltrataban a los padres, ...) el tener el pie cortado podía ser signo de persona no recomendable.
Tan sólo un apoyamanos presenta una representación con un motivo explícitamente religioso; se trata de una escena en la que se representa a Sansón desquijarrando a un león, tema frecuente en las sillerías de coro.

BIBLIOGRAFÍA.
-Hector Luis Arena, "La sillerías de coro del maestro Rodrigo Alemán", BSAA, XXXII, Valladolid 1966.
-José Mª de Azcárate, "El tema iconográfico del salvaje", A.E.A., Madrid 1948.
-Dorothee Heim, "El entallador Rodrigo Alemán: su origen y su taller", AEA, t. 68, nº. 270, Madrid 1995.
-Dorothee Heim, "La sillería del coro de la catedral de Toledo y la recepción de los modelos del maestro del hausbuch e Israel van Meckenem", BSAA, nº. 71,2, Valladolid 2005.
-Dorothee Heim, "Rodrigo Alemán und die Toledaner Skulptur um 1500", Kiel 2006
-Dorothy y Henry Kraus, "Las sillerías góticas españolas", Madrid 1984.
-Louis Maeterlinck, "Le genre satirique, fantastique et licencieux dans la sculpture flamande et wallone: les misericords de stalles", Paris 1910.
-Isabel Mateo Gómez, "Temas profanos en la escultura gótica española. Las sillerías de coro", Madrid 1979.
-Isabel Mateo Gómez, "La sillería baja de Rodrigo Alemán", en Cat. Exp. "Ysabel la reina católica. Una mirada desde la Catedral Primada", Toledo 2005.
-Isabel Mateo Gómez, "La sillería del Coro de la Catedral de Toledo", Temas Toledanos, Toledo 1980.
-Isabel Mateo Gómez, "Temas iconográficos interpretados por el maestro Rodrigo Alemán en la sillería de la catedral de Toledo", Revista Goya nº. 105, Madrid 1971.


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