miércoles, 3 de julio de 2013

ESCULTURA FUNERARIA (VI)

Cenotafio de San Juan de Ortega.


"Quatro leguas, ácia Oriente, de Burgos, tiene su asiento, cerca del camino de Villafranca de Oca, el Monasterio de S. Juan de Ortega, en campo alto y despoblado, que forman las faldas del monte Idúbeda, llamado hoy de Oca, por la antigua Ciudad del mismo nombre, que era la capital de aquella tierra" (Florez, "España Sagrada, t. XXVII).
Juan de Quintanaortuño fue un discípulo de Santo Domingo de la Calzada que con la construcción de un Hospital y de una capilla dedicada a San Nicolás, en la zona de Ortega por los montes de Oca, un lugar inhóspito donde los ladrones robaban y mataban a los peregrinos, continuó con la tarea de afianzamiento del Camino de Santiago. Murió el 2 de junio de 1162 en Nájera y su cuerpo fue trasladado a la Capilla de San Nicolás de Ortega; la fascinación popular por su persona y el atractivo por el lugar donde estaba enterrado fue tal que su santuario terminaría por ser denominado de San Juan de Ortega.
Según se cuenta en un cuaderno en pergamino de 10 hojas y letra redonda del siglo XV, cuyo texto publicó Martinez Burgos, cuando falleció San Juan de Ortega en 1163 fue enterrado en un ataúd de piedra sin labrar, que se colocó en la antigua capilla -sería renovada y enriquecida, al parecer, por sugerencia de la reina Isabel la Católica-, de San Nicolás. Dada la fama del Santo, la preocupación medieval por las profanaciones para conseguir reliquias llevó a ocultar el ataúd bajo piedras y maderas sobre las que se situó un bello sarcófago románico vacío; según dice el documento: Esta sepultura creymos que fué fecha e asy puesta, porque sy algunos quisiesen furtar el cuerpo sancto, e catassen aquella, e non lo lo fallassen, que pensassen que non estaba allí".
En el siglo XV, dice el manuscrito, con motivo de una inspección oficial ante el Prior, encontraron a su vez cubierto el bello sarcófago románico con "una tumba de tablas, fecha commo atahud, muy grande, pintada; e tenía pintada fazia la mano derecha, commo el Sancto edificaba una puente, e allí los canteros e maestros que lo fazían, e él otrsy allí pintado. E de la otra parte non se pudo saber qué estaba pintado, porque estaba mucho ciego, e desfecha la pintura; e por ende non se sopo qué estaba pintado".
En 1464 "don Pero Fernaez (sic) de Velasco y su muger, aviendo muy gran devoción en aqueste sancto ..., mandaron fazer una sepultura, que agora tiene encima el cuerpo sancto, y mandaron que se pusiese entre los pilares, que son en la iglesia mayor faza el claustro". Es decir, don Pedro Fernández de Velasco, primer conde de Haro, lo que deseaba para engrandecer el sepulcro de San Juan de Ortega era trasladar el sarcófago con los restos a la iglesia desde la apartada capilla de San Nicolás y erigir sobre él un baldaquino. "E fué traydo un maestro" y "mandó traer la piedra de Virviesca, porque era blanca".
Y continúa el relato del cuaderno en pergamino: "E el maestro que la fazía se ovo de yr, y la dexó por acabar, teniendo que se perdía, y en ella non ganaba; e así duró algún tiempo, que non se acabó, y por ende la obo de acabar otro". Concertado el día señalado con el Conde y con el Capítulo para trasladar el cadáver al nuevo sepulcro erigido en la iglesia del Monasterio, "vino tanta de gente, asy de ombres commo clérigos y mugeres, que era cosa maravillosa de ver ... Estaba esta aldea asy llena de tiendas de todas las cosas que eran menester, que non parescía synon una feria".
"E asy todas las cosas aderesçadas, y colgados muchos paños ... fue embiado a supplicar al Señor Obispo de Burgos, pues él la avía de fazer ... e porque syn él no se podía fazer la dicha traslaçion, le plugiese de venir a la fazer; e non osó, por quanto en este tiempo fue rebuelta toda Castilla, los Caballeros con el Rey; ca era el Obispo contrario del Rey Don Enrique, y por tanto non osó, porque non fuesse preso ... e por ende fue dicho a todos los que eran venidos e venían, que se tornassen, e supiessen que, pues el Obispo non podía venir, que ellos non se atrebían a mudar el cuerpo sancto; e ansy se tornaron con mucha tristeza". El obispo a que se alude en el relato era Don Luis de Acuña enfrentado al rey de Castilla Enrique IV.
Hasta diez años después, en 1474, no se haría el traslado, pero no del cadáver a la iglesia como quería don Pedro Fernández de Velasco sino del baldaquino construido en la iglesia a la capilla de San Nicolás sobre el sepulcro donde seguía enterrado san Juan de Ortega, pues creían los frailes "que non era su voluntad del sancto de se mudar de allí, pues tantas veces lo avían probado; ca según se dizía de los antiguos, que otro tiempo lo quisieron otra vez passar, e se finchó marabillosamente de unas avejas muy blancas toda la iglesia; e ansy lo ovieron a dexar". Los gastos del traslado corrieron a cargo de don Luis Fernández de Velasco pues don Pedro ya había muerto.  En 1561, por iniciativa de Diego de Vargas Secretario del rey Felipe II sería protegido por una hermosa reja Renacentista.
El baldaquino propiamente dicho está formado por seis arcos conopiales terminados en grumos, adornados en su intradós por elegantes tracerías caladas y en su trasdós con cogollos. Un conjunto de esbeltas agujas acompañan a los arcos y les enlazan con la parte superior del templete rematado por pináculos delante de los cuales figuran seis ángeles tenantes que sostienen los escudos de armas de los promotores del baldaquino: escaques de veros de los Velasco y calderas de los Manrique, o la cruz de San Andrés y castillos y leones. En palabras de Nicolás López, en 1962, "una pieza curiosa, elegante en el diseño pero atiborrada de ornamentación".
Y llegados hasta aquí he de confesarles que algo no me encajaba cuando realicé las visitas: ¿porque unas esculturas de madera de otra época -aunque fueran de santos relacionados con San Jerónimo-, adornaban el baldaquino?, ¿si el sentido del templete era simplemente ornamental, qué había pasado con el "horror vacui" característico del momento?, ¿como era posible que Wethey hubiera podido pensar que lo que tenía ante mis ojos había sido obra de Gil de Siloe?, ¿sería que habíamos visto cosas distintas?. Rebusqué entre textos del siglo XIX y lo primero que encontré fue el artículo de Rafael Monje ("Semanario Pintoresco Español") de 1846 ilustrado con el siguiente dibujo.
Pero es claro que el artista realizó su estampa de memoria, o al dictado, y añadió un par de arcos que nunca tuvo el cenotafio. Si olvidamos el artículo de Monje al parecer fue Eloy García Concellón el primer estudioso del monumento; publicó en el Boletín de la Sociedad Española de Excursiones en 1895 un artículo acompañado por la fotografía que adjunto a continuación (fotografía que cuatro años después volvería a ilustrar un artículo de Serrano Fatigati sobre el "Arte funerario en España").
Observada a la máxima ampliación posible se ve que los pilares del cenotafio se adornaban ya con los santos de madera -unas imágenes "de época barroca" en el decir de Andrés Ordax-, muy distintas a lo que se hacía en los años en que se levantó el conjunto. Por otra parte hay que señalar que la parte superior del templete se adornaba con otras labores ahora suprimidas que vestían al templete con el característico "horror vacui". Además en palabras de Monje el baldaquino se encontraba "embadurnado con detestables colores" y según Concellón "con una ridícula capa de pintura de colores chillones" ahora eliminada.
He adjuntado otra fotografía muy similar a la publicada por Concellón en 1895 tan sólo a título testimonial porque en ella no figuraban aún las imágenes de madera "barrocas"  que representan a santos relacionados con San Jerónimo y que en mi opinión desnaturalizan algo el monumento; desgraciadamente no puedo datar la fotografía aunque pienso, por algunos detalles, que es anterior.
El cenotafio presenta una estructura de sepulcro-baldaquino con escultura funeraria yacente sobre una cama decorada en sus paredes laterales con relieves alusivos a la vida del santo. Esta tipología funeraria derivaba en gran parte de la desarrollada en Europa durante el "Trecento" para la monarquía y la élite noble y en España no tuvo a penas repercusión; quizás el más parecido sea el sepulcro de Santo Domingo de la Calzada cuyo baldaquino fue modificado en el siglo XVIII.
Las diferencias en el baldaquino que presentan las fotografías nuevas respecto a las antiguas se deben a la última intervención realizada sobre el monumento: con motivo del octavo centenario de la muerte del Santo, en 1963, se proyectó la "restauración" del conjunto que se ejecutaría en los años siguientes; al tiempo se construía una cripta bajo la iglesia -a donde fueron trasladados los sarcófagos del Santo con sus restos-, sobre la que, en el centro del crucero, se situaba el cenotafio restaurado con algunos detalles distintos de los del antiguo. Quinientos años después don Pedro Fernández de Velasco, de haber vivido, habría visto realizado su deseo al poder contemplar, a los sepulcros del santo y al cenotafio en el centro de la iglesia del monasterio en lugar de en la capilla.
Si bien el templete es de la misma piedra que el basamento la imagen yacente fue realizada en alabastro. Reposa la cabeza sobre unas almohadas decoradas tan sólo con borlas en las esquinas; su rostro, con los ojos abiertos, posee para algunos historiadores, el naturalismo propio de las obras de mediados de siglo y en modo alguno refleja los 83 años que tenía cuando murió. Las manos juntas descansan sobre su pecho en actitud de oración.
Viste como canónigo regular y los pliegues de su ropa son en gran medida tubulares. Puede que fuese parte del cenotafio que no se hizo inicialmente y que se ejecutó más tarde. Wethey, como en el caso del yacente del sepulcro de Alonso de Cartagena, atribuyó la efigie de san Juan de Ortega a Gil de Siloe, pero para Ara Gil, "el estilo pertenece todavía a ese momento indeciso en que el estilo internacional no se ha desvanecido totalmente" por lo que este cenotafio "demuestra que en el ambiente burgalés en los años previos a la actividad documentada de Gil de Siloe trabajaban ya escultores de cierta calidad".
En los laterales de la cama sepulcral figuran seis relieves tallados con bastante ingenuidad plástica que presentan escenas relativas a milagros realizados por el Santo; aparecen bajo una triple arquería conopial, con cogollos en el trasdós. Fueron hechos por un artista diferente al autor del cenotafio.
Según el Padre Flórez  mientras san Juan de Ortega construía "un puente muy largo de madera sobre pilares de piedra, que diesen paso franco" sobre el río Oja a los Peregrinos "una carreta cargada de materiales, pasó por encima de un pobre que estaba dormido en el tránsito, y le mató. Púsose el Santo en oración fervorosa por la vida de aquel pobre, y lo mismo fue levantarse el Santo de la oración, que levantarse el desgraciado con vida y sin lesión". 
Otro de los milagros que narra el Padre Florez se refiere al tiempo en que construía la Capilla de San Nicolás, el hospital de peregrinos y parte de la Iglesia; lo dice así: "Durante aquella obra hizo Dios algunas marabillas por el Santo. Hurtaronle una noche dos bacas que servían para conducir materiales: y habiendo andado toda la noche los ladrones con fatiga para alejarse donde no fuesen conocidos, los cegó Dios de tal suerte, que no hicieron mas que dar vueltas a la casa, y à la mañana se hallaron a la puerta con el hurto en las manos, sin poder escapar: con lo que conocieron el castigo de Dios, y pidieron perdon al Santo, volviendo mejores de lo que vinieron".
En otro de los relieves aparece el Santo vestido con hábito de clérigo acogiendo a un grupo de peregrinos a la puerta de su hospital. Escribe Flórez: "Concurrieron una vez muchos peregrinos juntos, quando casi no había un bocado de pan. El Santo compadecido, dijo a uno de los suyos fuese a ver si en el arca había quedado algo. Sabía, y respondió, que no tenía nada: pero instado que volviese a registrarla, fue, aunque de mala gana, y la halló milagrosamente llena toda de pan".
Otro de los relieves presenta al Santo de rodillas orando entre árboles en la parte izquierda y en la derecha un clérigo ante el que se arrodillan dos personas. Suele considerarse que alude a la oración de San Juan mientras sus compañeros descansan del trabajo de construcción de la capilla o como la resurrección de unos soldados muertos en el bosque.
El relieve que nos presenta a dos enfermos, uno impedido echado en el suelo y el otro lisiado acercándose al sepulcro del Santo mientras que al otro lado del sarcófago dos frailes, se supone que jerónimos, rezan arrodillados, probablemente quisiera representar los milagros realizados por el Santo tras su muerte. Del otro relieve, el que ahora tan sólo puede verse desde el altar de la iglesia no dispongo de fotografía; representa al Santo rezando en un naufragio a San Nicolás, origen del voto de construir la Capilla de San Nicolás en un paraje solitario.

BIBLIOGRAFÍA.

-Salvador Andrés Ordax, "San Juan de Ortega, Santuario del Camino Jacobeo", León 1995.
-Clementina Julia Ara Gil, "Escultura en Castilla y León en la Época de Gil de Siloe", Burgos 2001.
-Henrique Flórez, "España Sagrada", t. XXVII, Madrid 1772.
-Eloy García de Quevedo y Concellón, "San Juan de Ortega. Recuerdos de una Excursión", BSEE nº.26, Madrid 1895.
-Mª Jesús Gómez Bárcena, "La sociedad burgalesa y el arte gótico funerario", Burgos 2006.
-Nicolás López Martínez, "San Juan de Ortega", Burgos 1962.
-Manuel Martínez Burgos, "San Juan de Ortega", B.I.F.G. nº.42, Burgos 1951.
-Rafael Monje, "El Monasterio de San Juan de Ortega", Burgos 1845, "Semanario Pintoresco Español", t.1, año XI, Madrid 1846.
-Enrique Serrano Fatigati, "Arte funerario en España", en "La Ilustración Española y Americana", Madrid 30 octubre 1899.
-Braulio Valdivieso Ausín, "San Juan de Ortega, hito vivo en el Camino de Santiago", Burgos 1985.
-Harold Wethey, "Gil de Siloe and his school. A study of late gothic sculpture in Burgos", Cambridge, USA 1936.

NOTAS.
-Una pequeña pero magnífica fototeca, accesible por internet, lo constituye el archivo fotográfico del I.E.S. Conde Diego Porcelos donde encontré fotos antiguas similares a las que he incluido en el blog; una de las que se refieren al cenotafio, pero especular, fue utilizada para ilustrar el artículo publicado en el B.S.E.E. de abril de 1895 por García de Quevedo y en la I.E.A por Serrano Fatigati.
-Fototecas en las que existen algunas tomas del monumento y accesibles por internet hay varias; entre las mejores hay que citar la del Patrimonio Nacional y la del Archivo del CSIC.
-Intencionadamente he omitido hablar de las esculturas de madera que figuran en los pilares del templete por haber sido realizados en época muy posterior a la del cenotafio. No obstante y a título de ejemplo adjunto aquí fotografía de una de ellas, la que corresponde a San Jerónimo.
-Vocabulario.
CENOTAFIO: Monumento funerario en el cual no está el cadáver del personaje a quien se dedica.
BALDAQUINO: Especie de dosel o palio.
MAUSOLEO: Sepulcro magnífico y suntuoso.
SARCÓFAGO: Sepulcro (obra para dar sepultura a un cadaver).
SEPULCRO: Obra por lo común de piedra, que se construye levantada del suelo, para dar en ella sepultura al cadaver de una o más personas.
SEPULTURA: Hoyo que se hace en tierra para enterrar un cadáver. Lugar en que está enterrado un cadáver.




4 comentarios:

  1. Me parece un blog excelente. Gracias por tanta calidad.

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  2. Muchas gracias.
    Se agradece que de vez en cuando te digan que a alguien le ha parecido interesante.

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  3. Me uno a las gracias y entono un mea culpa, estoy totalmente enganchado a este blog y por pereza no he comentado ni agradecido ninguno de los posts, pero los guardo todos como oro en paño.

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  4. Se agradece; no te preocupes porque voy a terminar poniéndome colorado.

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