lunes, 18 de noviembre de 2013

SILLERÍAS DE CORO (VIII)

La Sillería Baja del coro de la Catedral de Toledo.
Pequeños frisos de los respaldos.



"El mundo al revés" fue un género literario que presentaba situaciones absurdas y excepcionales que servían para criticar las costumbres de la época recurriendo a ejemplos de animales y de humanos. En uno de los pequeños frisos que adornan los respaldos de la sillería baja de la catedral de Toledo se muestra a una liebre persiguiendo y cazando a un perro.
No es sino la ilustración del antiguo refrán "Anda agora el mundo tal, Que no se qual va tras qual" y que Santiago de Covarrubias, un siglo después de la realización de las sillas del coro, recogería en sus "Emblemas Morales": "El mundo está trocado, no lo entiendo,/ El siervo manda, y el señor le ruega: /El rico llora, el pobre está riendo,/ Abaxa el monte, encumbrase la vega;/ La liebre tras el galgo va corriendo/ Y el ratón tras el gato. Pero alega/ Ser redondo, y que rueda, y como tal/ Dudarnos haze aquí, qual va tras qual" (IO NO SE QUAL VA TRAS QUAL).
La liebre es considerada en la Biblia [Lev. 11,6] como animal impuro, por lo que durante la Edad Media fue tenida por un símbolo de la lujuria dada su facilidad para la procreación. Aquellas imágenes en las que la liebre aparece cazando al perro pueden interpretarse, por tanto, como el triunfo del vicio de la lujuria. En la Antigüedad conejo y liebre apenas se diferenciaban y en las representaciones artísticas no suele ser fácil distinguirlos. En otro de los pequeños frisos de los respaldos una liebre vigila a un perro colgado de sus cuartos traseros.
Y en el mismo friso otra liebre cocina al fuego a otro perro. Con estas situaciones "se quiere de explicar el espíritu de la época caracterizado por el confusionismo de ideas y por la subversión de valores" en opinión de Isabel Mateo.
Dorothee Heim -la mayor estudiosa de la obra de Rodrigo Alemán-, encontró que las estampas grabadas de Israhel van Meckenem y del Maestro del Hausbuch sirvieron de inspiración al taller del entallador de la sillería baja del coro de Toledo. Así el grabado  "un friso en el que se representan unas liebres asando a un cazador" (Lehrs 603) muestra semejanzas tan evidentes con el trabajo de talla como para no dejar duda sobre su utilización por Rodrigo Alemán y su taller.
En la mayoría de los casos, el entallador escogía algún motivo que extraía de una composición y lo modificaba; parece como si el artista intentase de forma deliberada distinguir su obra de lo que hasta entonces era habitual, dando preferencia a los valores de modernidad y originalidad sobre el contenido ético. No obstante el éxito del tema del "mundo al revés", venía ya de antiguo. Así en un salterio conocido como "The Gorleston Psalter" - MS Add 49622 conservado en la British Library- en la parte inferior del folio 161v se representa una escena de caza de una liebre a un perro.
En los pequeños frisos -situados bajo los relieves que representan la guerra de la reconquista del reino de Granada, principal motivo ornamental de la sillería baja- se hallan esculpidos temas profanos, sobre todo, y religiosos, mezclados, sin ningún orden establecido; son figuritas en relieve de unos 5 a 8 cm de tamaño con mensajes atemporales, basados en la literatura culta o popular, en refranes, emblemas, costumbres, bestiarios, fábulas ... adaptados bien a las necesidades morales de la época o con un sentido decorativo simplemente. De aquí en adelante se agruparán los motivos por dar una cierta continuidad al relato.
Tan sólo dos frisos incorporan motivos religiosos; ambos son bíblicos [Libro de los Jueces 16, 5-6 y Libro de los Números 13] aunque están tratados con una cierta dosis de humor. Uno de ellos muestra la imagen de Sansón desgarrando las mandíbulas del león en presencia de un cuadrúpedo con alas que pasa a su lado y se les queda mirando con un cierto asombro. En el otro aparecen los dos mensajeros de Canaán que llevan el racimo de uvas a la tierra prometida -un pasaje de la vida de Moisés, tema también escenificado en una misericordia-, pero se les representa descansando. Ambos asuntos son de los más reproducidos del Antiguo Testamento en las sillerías de coro, tanto españolas como extranjeras.
Complementando los episodios del Roman de Renart -conjunto de relatos burlescos medievales-, presentados en las misericordias de la sillería en uno de los frisos, algo deteriorado, se muestra la historia en la que el zorro Renart es enjuiciado y condenado por Noble el rey león con el cetro en la mano (símbolo de la virtud), a causa de su hipocresía, engaños y robos. Las tallas se refieren a la "branche" en la que se cuenta como el zorro para atacar al lobo Insengrin decide visitar a la mujer de éste, la loba Hersent, y contarle que su marido cree que existen relaciones adúlteras entre ella y él; la loba, molesta por el pensamiento de su marido, decide engañarlo de verdad con Renart. Descubierta la trampa del zorro, Hersent lleva el asunto al rey Noble para que juzgue la conducta de Renart; la escena que recogen las tallas del friso son el juicio y la condena a muerte del zorro.
En la Edad Media existían diversos tipos de torneos; los contendientes podían enfrentarse a caballo o a pie, con espada o con lanza, pero todos fueron muy censurados por la Iglesia. La crítica, abundante, tomó muchas formas y una de las más curiosas es la sátira que de ellos se presenta en uno de los pequeños frisos de la sillería baja de la catedral de Toledo: dos "caballeros", con escudo y lanza, contienden sentados sobre una especie de trineo que arrastran dos hombres en lugar de los caballos.
La representación de dos perros disputando por un hueso -"Ni roen el hueso ni lo dexan roer"-, es frecuente en las sillerías de coro ( ver p.e. en una misericordia de la de la catedral de Zamora). Todos los estudiosos de iconografía que han tratado el tema están de acuerdo en considerarlo como una representación de la envidia [ejemplo clásico es la "Fábula del perro envidioso" de Esopo].
En uno de los pequeños frisos se representa, delante de un fuego donde se calienta un caldero, a una mujer con un huso de hilar - alusión en las "mujeres de mala vida" a su actividad lujuriosa-, frente a un cerdo; en el otro relieve del friso la mujer ya acaricia al cerdo. La representación es una crítica de la lujuria. El simbolismo de lujuria que se atribuye al cerdo, en opinión de Isabel Mateo, debe proceder de sus características naturales; así, en el "Hortus Sanitatis" basándose en Aristóteles se dice: "Bestia salvaje e inmunda que habita con fruición en lugares obscenos y yace con la cerda desde que cuenta ocho meses". Y en la literatura española medieval figuran claras alusiones al cerdo como animal relacionado con el pecado de la lujuria.
Escribía Guy de Tervarent del mono y de su relación con el cerdo: "Símbolo de la lujuria, ocupa a veces el lugar del cerdo como imagen de este vicio". En otro de los pequeños frisos, algo deteriorado, se ha tallado la representación de una mujer con un huso de hilar tras un mono que sujeta en su mano una devanadora; la mujer le retiene por las piernas, en actividad no muy edificante, mirándo el trasero que este le enseña.
El mono es uno de los animales más representados en los manuscritos iluminados y en las sillerías de coro en las situaciones más variadas. Casi todos los simbolismos que se le atribuyen parten del "Physiologus": o bien se le identifica con el diablo o bien se consideran sus "características naturales más sobresalientes". Así, se dice en el fol. 12v del Bestiario de Aberdeen: "Los simios se llaman "simie" en latín debido a la similitud existente entre su mentalidad y la de los seres humanos la cual se suponía que era grande. Los simios son muy conscientes de los elementos; se regocijan cuando la luna es nueva y se entristecen cuando se desvanece. ... El simio no tiene cola. El diablo tiene la forma de un mono, con una cabeza, pero con la ausencia de la cola. A pesar de que todas las partes del mono son asquerosas, sus partes traseras son repugnantes y suficientemente horribles. El diablo comenzó como un ángel en el cielo. Pero en su interior era un hipócrita y un estafador, y perdió su cola, porque él morirá por completo, al final, al igual que el Apóstol dice: "El Señor lo consumirá con el espíritu de su boca" (2 Tesalónicicenses 2:8). El nombre "symia" es griego y significa "nariz achatada". De ahí que se llame "symia" a los simios porque se han comprimido las fosas nasales y tienen una cara espantosa, sus pliegues vilmente se expanden y contraen como un fuelle, ...". En los pequeños frisos de la sillería baja de la catedral de Toledo figuran  casi una docena de representaciones de simios; en dos de las más curiosas aparecen dos monos sentados en el suelo disfrutando de los objetos de una cesta.
Están involucrados con las ganancias mal habidas del robo a un mercader ambulante que se había quedado dormido en el camino junto a un árbol. La historia, ahora muy lejana, fue muy celebrada en los siglos XIV y XV, por su difusión en manuscritos iluminados o en grabados. Así, p.e., en la marginalia de un manuscrito del primer cuarto del siglo XIV que contiene los Decretales de Gregorio IX -Royal 10 E IV conservado en la British Library y conocido como "Smithfield Decretales"-, se cuenta en el borde de cuatro o cinco folios la historia del "mercader robado por los monos". En el primero de ellos se ve a un buhonero descansando bajo un árbol (f. 149), y en el siguiente, cuando está ya definitivamente dormido, los monos abren el fardo o cesto y comienzan a sacar cosas fuera (f. 149v); los folios posteriores muestran a los monos disfrutando de su botín.
La historia del "Mercader robado por los monos" fue muy popular en la época en que Rodrigo Alemán tallaba la sillería; H.W. Janson en su "Apes and Ape Lore" ha sugerido que la figura del mercader pudo haber evolucionado desde la del cazador que primero utilizaba sus botas cargadas de plomo para atrapar a los monos y más tarde probablemente espejos y otras atractivas baratijas al cazador que sucumbió al sueño mientras esperaba y posibilitó que los monos le devolviesen la jugada. Un grabado de los años 1480-1490 nos muestra la escena .
[De este grabado se conservan varias versiones; una de ellas, coloreada a mano, se guarda en el Topkapi Serayi Museum de Estambul, H.2153 f.145, y lleva la siguiente inscripción a los pies del mercader "Duerme rápido, maestro pieterlin, vamos a vaciar tu bolsa y tu cesto para que pueda viajar con poco peso. Que su rápida mano y el vino en su cabeza le guíen"].
La idea de los monos que roban al vendedor ambulante era atractiva pues éstos tradicionalmente se adornaban con algunos de los vicios de los monos, un poco embaucadores sin mirar demasiado la calidad de la mercancía obtenida no siempre por medios honestos. La proximidad al mercader de una copa, en alguna de las ilustraciones, sugieren su borrachera y la razón por la que los monos no tienen miedo a despertarlo; varios grabados con el mismo tema, ya muy posteriores a la realización de la sillería -de hacia 1560-, de Peeter van der Borcht uno y de Pieter van der Heyden otro, inspirados en un dibujo de Pieter Bruegel el Viejo [el último de ellos, conservado en el Rijksmuseum de Amsterdam lleva la siguiente inscripción en la parte inferior izquierda: "BRVEGHEL INVE"] siguen gozando de un cierto éxito aún hoy en día.
La escena del mono que huele el trasero a algún animal -aunque en este caso sea al mercader y no salga muy bien parado-, fue muy abundante en la decoración marginal de los manuscritos medievales; y como no podía ser menos en las sillerías de coro cuando los simios aparecieron en ellas. Así, en un pequeño friso de la sillería de Toledo un mono agarra el rabo de un perro con intenciones olfativas.
Las fábulas fueron lecturas queridas en la Edad Media; muchas de las historias sobre los simios provenían de una tradición oral y aparecieron codificadas en las fábulas en Europa en aquella época. Una de ellas, "Los monos y su madre" de Esopo, había sido incluso recogida y ampliada en el "Physiologus" y por diferentes autores. Dice así: "La mona madre tiene dos crías en cada parto. La madre abraza a una y la alimenta con el mayor afecto y cuidado, mientras desprecia y deja de lado a la otra. Sucedió una vez que la cría más amada murió sofocada por el gran cariño de la madre, mientras que la cría despreciada se nutrió y creció a pesar del abandono a que estaba expuesta. Las buenas intenciones no siempre aseguran el éxito". La talla, ahora algo deteriorada, que figura en uno de los pequeños frisos de la sillería de Toledo en que una cría de mono persigue a su madre podría aludir a esta fábula muy conocida entonces.
Dada la semejanza caricaturesca del mono con el ser humano, los simios llegaron a ser considerados como hombres degradados, y la tradición peyorativa que arrastraba en el cristianismo terminó por convertirle en un símbolo del demonio; probablemente influyó la creencia en que el demonio había querido ser Dios y terminó convertido en una caricatura desfigurada del propio Dios (como el mono lo era respecto del hombre). A consecuencia de las características cuasi-humanas de los simios la explicación que se llegó a dar para justificar su existencia fue que originalmente los monos habían sido seres humanos que no cumplieron algún mandamiento divino y en castigo fueron degradados hasta el nivel infrahumano [Contaba Ovidio que "Zeus, el padre de los dioses indignado por los engaños y perjuros de los Cercopes así como por las fechorías de esta raza, los metamorfoseó de hombres en animales repulsivos... Les acortó los miembros, les levantó la nariz bajo la frente y la acható, y les cubrió la cara enteramente de arrugas de anciana ... Les anuló el uso de la palabra y de una lengua que sólo cometía perjuros, y sólo les dejó la posibilidad de quejarse mediante gritos roncos y chirriantes"].
En muchos casos el significado simbólico de estos motivos en los que aparecen los monos decayó consecuencia de ser tan sólo una copia formal de los modelos llegándose a una pérdida de simbolismo y a su conversión en una función simplemente ornamental. Esto parece ocurrir en una serie de representaciones de los pequeños frisos de la sillería baja de Toledo.
BIBLIOGRAFÍA.

-Michael Camille, "Images dans les marges. Aux limites de l'art médiéval", Paris 1997.
-Sebastián de Covarrubias Orozco, "Emblemas Morales", Madrid 1610.
-Fernando Gutiérrez Baños, "La figuración marginal en la Baja Edad Media: temas del "mundo al revés" en la miniatura del siglo XV", A.E.A. nº. 278, Madrid 1997.
- Guy de Tervarent, "Atributos y símbolos en el arte profano: diccionario de un lenguaje perdido", Barcelona 2002.
-Dorothee Heim, "Rodrigo Alemán und die Toledaner Skulptur um 1500", Kiel 2006.
-Dorothee Heim, "La sillería del coro de la catedral de Toledo y la recepción de los modelos del Maestro del Hausbuch e Israhel van Meckenem", Valladolid 2005.
-Isabel Mateo Gómez, "Temas profanos en la escultura gótica española. Las sillerías de coro", Madrid 1979.
-Isabel Mateo Gómez, "La sillería del coro de la catedral de Toledo", Toledo 1980.
-Felipe Pereda Espejo, "Los relieves toledanos de la guerra de Granada: reflexiones sobre el procedimiento narrativo y sus fuentes clásicas", Málaga 2002.
NOTAS
-Según la RAE un friso es la "Parte del cornisamento que media entre el arquitrabe y la cornisa, donde suelen ponerse follajes y otros adornos", pero quizás es más sencillo de comprender cuando se dice que es  "la parte ancha de la sección central de un entablamento, que puede ser lisa o estar decorada con bajorrelieves" o "una larga banda decorativa pintada, o esculpida".
-A los "Smithfield Decretales" se accede por internet en la web de la British Library con el código Royal 10 E IV..
-Diferentes grabados con el tema del "Mercader robado por los monos" pueden verse a través de internet en las páginas de instituciones como el Rijsmuseum de Amsterdam, el Metropolitan Museum of Art de Nueva York, el British Museum de Londres, el Kupferstichkabinett Schlos Friedenstein de Gotha (Alemania), el Hunterian Museum de la Universidad de Glasgow o el Topkapi Serayi Museum de Estambul, por ejemplo.




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