lunes, 6 de enero de 2014

MAESTROS (V)

Alejo de Vahía, "ymaginario"; su taller y escuela.
8. Temas iconográficos (IV). Los Santos (II).


En el siglo XV la temática artística predominante en la escultura era la religiosa dado que el hecho religioso marcaba todos los aspectos de la vida en la sociedad. Las gentes más humildes consideraban que las grandes creaciones tan sólo estaban al alcance de los más privilegiados -los Reyes, los Nobles, la Iglesia-, por lo que se conformaban con sencillas imágenes que al tiempo que les permitía desarrollar el ejercicio religioso complementaban la predicación o la lectura en voz alta de los textos sagrados en el lugar en que estuviesen ubicadas. La mayor parte de la obra de Alejo de Vahia fue destinada a las parroquias de pueblos de Tierra de Campos -por lo que en general se encajan en el tipo de obras para las gentes más sencillas-, o a presidir el frontal de oratorios privados y que al formar parte de una devoción particular se conocen como imágenes de devoción (el movimiento conocido como "devotio moderna" impulsó, además, una artesanía religiosa cercana a los fieles); en este grupo de imágenes de devoción probablemente podríamos enmarcar una magnífica escultura de "Santa Ana sedente con un libro" perteneciente a una colección privada vallisoletana que figuró el año 2009 en la exposición de las Edades del Hombre celebrada en Soria.
La imagen sedente de Santa Ana con un libro sobre las rodillas -70 cm de altura-, procede de una colección privada de California desconociéndose el lugar para la que fue realizada. Viste con la indumentaria que acostumbraban a adoptar las damas viudas a finales del siglo XV: la cabeza cubierta con toca y velo, amplio hábito que deja ver el puño de la saya y manto sobre los hombros; la escultura presenta los estilemas característicos de Alejo de Vahia por lo que aún careciéndose de documentación le es fácilmente asignable. Si bien las representaciones de Santa Ana sola no son muy frecuentes tampoco eran desconocidas. Para el cristiano de la Edad Media, los santos eran sobre todo intercesores y patronos y los patronazgos que se le adjudicaron a santa Ana fueron abundantes por lo que su imagen se difundió con amplitud; así, p.e., era la patrona de los carpinteros. Sin embargo, en opinión de Emile Mâle, los santos más representados en la Edad Media fueron los apóstoles, y entre ellos el puesto de honor lo ocupó San Pedro; su iconografía más habitual es como miembro del colegio apóstólico - en particular formando pareja con San Pablo-, o  como Papa entronizado, y menos frecuente en la representación de algún episodio de su vida. Una bella imagen de San Pedro atribuida a Alejo de Vahia que se conserva en colección particular catalana es la conocida -92 cms de alto-, como "Las lágrimas de San Pedro", pues representa el arrepentimiento que siguió a la negación de Cristo en casa de Caifás y que se reflejó en su llanto [recogido en los sinópticos Mt, 26, 75; Mc, 14, 72; Lc, 22, 62]. Según los Evangelios, Jesús había predicho a Pedro: "Antes de que cante el gallo me negarás tres veces".
El arte de la Edad Media solía representar el episodio del arrepentimiento de Pedro con la imagen de éste, los ojos llenos de lágrimas, retorciéndose las manos junto una columna sobre la que figuraba posado el gallo. Según Reau los pintores españoles del siglo XVII preferían representar la escena con Pedro arrodillado ante Cristo atado a la columna de la flagelación; para Julia Ara no es descartable que la imagen formase parte de un grupo similar, aunque tampoco es posible afirmarlo dado que no se conoce ninguna escultura de Alejo de Jesús flagelado. La iconografía clásica de san Pedro -tratamiento del cabello y de la barba en rizos acaracolados, túnica y manto, libro, y pies descalzos-, la presenta una escultura de 85 cm de alto que actualmente se conserva en el museo de Becerril de Campos.
La escultura ha perdido la mano derecha con la que probablemente sujetaría las llaves atributo por el que se acostumbra a identificarle. Probablemente perteneció, junto con otras del mismo estilo conservadas en la antigua iglesia de santa María que representan también a apóstoles, a algún retablo. Julia Ara ya incluía la imagen en el catálogo de obras de Alejo de Vahia en 1974.
Se conocen, al menos, otras tres estatuas de San Pedro similares realizadas por el escultor, su taller o su escuela. Una de ellas se sitúa habitualmente en un retablo rococó, sin policromar, situado en el lateral de la nave de la epístola de la iglesia de Sta Mª en Villavicencio de los Caballeros (Valladolid). En opinión de Ara Gil la imagen probablemente procedió del retablo mayor, y quizás pudo haber sido la titular del templo cuyo edificio fue sustituido por el actual. Se ha extraviado también la llave que llevaba en la mano derecha, atributo característico de san Pedro al simbolizar la del reino de los Cielos [Mt, 16,19].
En el Museo Diocesano de Valladolid, procedente de Bolaños de Campos se conserva una imagen de san Pedro apóstol donde si bien conserva los rizos el santo ha ido perdiendo pelo.
Lo que puede observarse en todas las esculturas es la existencia de un estilo muy definido y que permanece prácticamente invariable. Todas participan de los mechones ensortijados del cabello, las manos en posición similar y con dedos estilizados, la nariz afilada, o la vestimenta con los tradicionales plegados en uve.
Similar a la escultura de Bolaños es una pieza que se conserva actualmente en el pueblecito de Villaumbrales (Palencia) en la iglesia de san Juan Bautista procedente de la ermita de san Gregorio Ostiense. San Pedro viste túnica ceñida a la cintura  con un manto que cae desde el hombro izquierdo; su mano derecha conserva un fragmento de la llave, su atributo característico, y con la izquierda sujeta el libro abierto.
Si bien la escultura presenta los estilemas característicos de Alejo de Vahia suele considerarse que es una obra que procede de su taller por carecer de la maestría que se suele asignar a las obras salidas de la mano del escultor.
En el museo parroquial de Valderas (León) se conserva una imagen de "San Pedro in Cathedra" que perteneció a la primitiva parroquia de san Pedro de Riba de Cea realizada por Alejo de Vahia. El apóstol aparece sentado en la cátedra, revestido de pontifical con alba, con los atributos que le son comunes: las llaves, la tiara pontificia y el libro; la tiara se corresponde con el significado de la triple autoridad -Papa, obispo, rey-, las llaves con los poderes que le otorgó Cristo -"yo te daré las llaves  del reino de los cielos..." [Mt. 16, 18-19]-, y el libro abierto como símbolo de su testimonio apostólico.
Procedente de Bolaños de Campos en el museo diocesano de Valladolid se conserva una escultura de san Pablo que debió formar pareja en algún retablo con la de san Pedro del mismo pueblo. Representa a un joven imberbe, con ricas vestiduras y que sujeta una espada con su mano izquierda, una iconografía no muy habitual.
Bordeando a una representación del Santo Entierro en el museo de Becerril figuran dos esculturas atribuidas a Alejo de Vahia: en una de ellas se indica representa a san Pedro y en la otra a san Andrés. Personalmente estoy de acuerdo con la indicación de la primera pero la segunda creo representa a san Pablo; el carecer de la mano izquierda con la que solía sostener su atributo -la doble cruz en el primer caso y la espada en el segundo-, puede haber sido la causa de su confusión.
Ara Gil en el primer catálogo que se hizo de la obra de Alejo de Vahia denominaba a la escultura como la de un "Apostol". Quizás pueda ser interesante recordar la imagen de san Pablo situada en el sepulcro del infante don Alfonso en la Cartuja de Miraflores para recapitular las características habituales con las que solía representarse al apóstol o tener en mente que el cognomen latino Paulus, derivado del adjetivo "paulus", significa pequeño, débil. Los fieles de la Edad Media no ignoraban ninguna circunstancia de la vida de los principales apóstoles y las obras de arte les servían para recordarlas; tras el concilio de Trento la Iglesia abandonó los relatos extraordinarios de sus vidas procedentes de libros apócrifos o de "La leyenda dorada" y ahora tenemos dificultades no tan sólo para imaginar su iconografía sino para recordar las historias que les acompañaban.
Aprovechando que estas páginas forman parte de un blog de divulgación y no de un tratado académico recordaré una de aquellas historias en las que creían los hombres medievales -se entusiasmaban con las obras en las que veía expresada su concepción de los maravilloso-, narrada por Santiago de la Vorágine. Dice una de ellas que el gobernador Agripa mandó apresar a los apóstoles y les condenó a muerte. San Pedro, por ser judío, sería crucificado; san Pablo, al ser ciudadano romano, debía ser decapitado. Se cuenta en "La leyenda dorada" que por el camino éste se encontró a una cristiana llamada Plantila o Lemobia y le pidió que le diera el velo para que pudieran vendarle los ojos, prometiendole que se lo devolvería después de su muerte. Los soldados se echaron a reir, le llamaron mago impostor, y, por burla, permitieron a Plantila que hiciera lo que le pedía. San Pablo fue decapitado cerca de la vía de Ostia; ese mismo día se apareció a Plantila rodeado de esplendor incomparable, y le devolvió su velo teñido en sangre.
En el Museo Marés se conserva una escultura de un apóstol -110 cms-, que prácticamente no conserva su policromía más que en algunos fragmentos de su vestimenta; le falta el antebrazo y la mano derecha y parte de la izquierda con la que sostiene un libro. El cuerpo presenta una curvatura que evita la aparición de cualquier rasgo de rigidez y la mayoría de los estilemas de Alejo de Vahia se advierten en la imagen. Viste una larga túnica ceñida por cinturón y sobre ella un amplio manto. Dado que el único atributo visible es el libro no se puede identificar al apóstol. Como es frecuente en las piezas del Museo Marés (Barcelona) se desconoce su procedencia, pero su semejanza con una escultura de la iglesia de santa Eulalia de Paredes de Nava hace suponer que podría provenir de allí.
Una escultura de San Bartolomé -115 cms-, en no muy buen estado se guarda, procedente de la iglesia de san Juan, en el museo de Paredes de Nava y presenta detalles comunes ( línea de los ojos, dibujo del párpado, pliegue de la carne próximo a la nariz, etc) con el "Apóstol" atribuido a Alejo de Vahia del museo Marés.
La imagen pudo pertenecer a un retablo ahora desmembrado. Si bien la escultura ha perdido su mano derecha y parte del cuchillo que debía sujetar con la derecha -alusión a su supuesto martirio-, se le reconoce por el demonio que figura a sus pies que alude al demonio que expulsó de un ídolo donde vivía según se cuenta en "La leyenda dorada"  o al que pisoteó por mandato de Jesús "Písale la cerviz" según los evangelios apócrifos.
Y, ¿después de los apóstoles qué santos fueron los preferidos de la Edad Media?. Emile Mâle considera que en Francia cada diócesis puso un gran celo en honrar después de los apóstoles a los santos locales; esto pudo ocurrir también en Tierra de Campos. Si buscamos en los Evangelios canónicos algún santo, que al margen de los apóstoles o de la familia de Jesús, aparezca mencionado uno de los pocos es San Esteban. Considerado como el protomártir cristiano era el líder de los siete diáconos nombrados por los apóstoles en defensa de los judíos de la diáspora. Desconozco la razón por la que una imagen suya realizada por Alejo de Vahia se conserva en un lateral del lado del evangelio de la parroquial proveniente de la iglesia de san Juan de Moral de la Reina (Valladolid). ¿Que razones influyeron en la elección de este santo?; probablemente el nombre del donante o alguna de sus devociones, porque no se debe olvidar que en las iglesias de la Edad Media no se dejaba nada al azar. De pie -mide 90 cms de alto-, sujeta, con un libro en la mano izquierda, la dalmática con la que sostiene las piedras de su lapidación.
La primera iconografía italiana de san Antonio de Padua le presenta como un hombre joven, con una destacada tonsura, sin barba, y vestido con el hábito franciscano sujeto a la cintura por el cordón característico y siendo portador de un libro y un lirio. Famoso como predicador sus escritos más significativos -en latín-, estaban dedicados especialmente a los conventos; razón que puede justificarle como el santo del libro.
Originaria de Bolaños de Campos en el museo diocesano de Valladolid se conserva una talla de san Antonio de Padua atribuida a Alejo de Vahia, quizás la de mayor calidad de la cuatro que se le conocen (Museo del Cau Ferrat de Sitges, Valdespina  y Villarramiel). La talla, procedente de un retablo desmontado mide 98 cm y sostiene un libro cerrado sobre su mano izquierda encima del cual, en opinión de Julia Ara, "pudo haber llevado un Niño Jesús, en la actualidad inexistente". Cuando se realiza la escultura san Antonio ya era famoso por sus milagros entre los que se encontraba el de la mula que adoraba la Sagrada Forma en Rímini (Italia).
En la iglesia de san Juan Evangelista de Villafrades (Valladolid) se conserva una escultura de San Antonio Abad, también conocido como San Antón, atribuida a Alejo de Vahia y su taller; se le representa con el hábito de monje y como atributo lleva un cerdito a sus pies. Considerado como protector de los animales y como patrón de los ganaderos, las imágenes de este tipo solían ser donadas por corporaciones -o por alguno de sus miembros-, de las que el santo era su patrono.
En Becerril de Campos (Palencia), en la iglesia-museo de Santa María, es quizás el lugar donde pueden verse juntas más esculturas de santos talladas por Alejo de Vahia o su taller. Así, p.e., en uno de sus muros se exponen próximas unas imágenes que representan a Santo Domingo de Guzmán, a Santa Catalina de Siena y a San Vicente Ferrer.
Catalina Benincasa, Santa Catalina de Siena, viste el hábito de dominica y sobre su velo figura como atributo la corona de espinas; sobresalió como escritora y predicadora y fue considerada como una mística importante en su siglo. Si bien se desconoce la procedencia de la escultura se sabe que en la iglesia de san Pelayo existió una capilla dedicada a la santa por lo que es probable fuera ese su origen.
Las esculturas de ángeles son muy frecuentes en la obra del artista, tanto como tenentes o como acompañantes. Suelen vestir con alba y estola cruzada ante el pecho sujeta por cíngulo; a veces usan dalmática o manto. Una de estas imágenes -80 cms-, con una cítara entre sus manos y que parece haber perdido las alas, aparece expuesta en el museo de Becerril entre dos figuras femeninas.
Una de estas esculturas lleva un gran ancla en la mano por la que trepan dos niños desnudos: representa la virtud de la esperanza; la otra imagen situada junto al ángel viste ricos ropajes y carece de atributos pero es claro que forma pareja con la anterior. Representan dos virtudes que probablemente pertenecieron o estaban destinadas a formar parte de un retablo.

BIBLIOGRAFÍA.
-Clementina Julia Ara Gil, "En torno al escultor Alejo de Vahía (1490-1510)", Universidad de Valladolid 1974.
-Clementina Julia Ara Gil, "Escultura gótica en Valladolid y su provincia", Valladolid 1977.
-Clementina Julia Ara Gil, ficha pág. 401-403 cat. exp. "Paisaje interior", ficha pág. 139-140 cat. exp. "El Árbol de la Vida", ficha pág. 179-180 cat. expo. "El contrapunto y su morada", y ficha  pág. 93-94 cat. expo. "Testigos", "Las Edades del Hombre", Soria 2009, Segovia 2003, Salamanca 1993 y Ávila 2004.
-Sonia Caballero Escamilla, "Función y recepción de las artes plásticas en el siglo XV", Norba-Arte vol XXVI, Extremadura 2006.
-Rubén Fernández Mateos, "Una nueva obra de Alejo de Vahía en Valdemora(León) y otra de su taller en Villaumbrales (Palencia), BSAA arte LXXVII, Valladolid 2011.
-Emile Mâle, "L'art religieux du XIIIe siècle en France", Armand Colin, Paris 1986.
-Louis Réau, "Iconografía del arte cristiano. Iconografía de la Biblia", Barcelona edic. 2008.
-Niceto Tirados Blanco y Sofía Tirados González, ficha pág. 229-230 cat. exp. "Paisaje interior", "Las Edades del Hombre", Soria 2009.
-Santiago de la Vorágine, "La leyenda dorada", t. I, Alianza Forma, Madrid 2008.
-Joaquín Yarza Luaces, "Alejo de Vahía", Cat Expo. Museo Frederic Marés (ed. bilingue), Barcelona 2001.

NOTAS.
-Cuenta Emile Mâle que "los carpinteros, ..., a los que las iglesias encargaban a veces el sagrario en que se guarda el Santísimo, habían escogido como patrona a santa Ana, so pretexto de que santa Ana había hecho el primero de los sagrarios, es decir, a la Santísima Virgen, que llevó a Dios en su seno".
-La imagen de santa Ana sedente procedente de una colección privada del Estado de California fue subastada el 7 de octubre 2008 en Christie's, New York, y figuró en su catálogo como lote 13/Sale 2105.
-La mañana de domingo que me acerqué a Villavicencio de los caballeros a fotografiar la escultura de san Pedro Apóstol el concejal del ayuntamiento que amablemente me abrió la iglesia -muchas gracias por su amabilidad- y yo nos llevamos un pequeño susto: la urna donde habitualmente se ubica la imagen estaba vacía con una pequeña tarjeta donde se indicaba que la talla de san Pedro había sido realizada por Alejo de Vahia; nada sobre su paradero. Un mes después en la magnífica revista Atticus que edita el infatigable Luis José Cuadrado Gutiérrez, en la crónica de la exposición "El viaje de los libros prohibidos. Miguel Delibes. El hereje", encontré la respuesta acerca de donde se encontraba aquellos días la imagen; es de esta crónica de donde he tomado la fotografía; su autor JLC, ¡gracias LuisJo!.

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