sábado, 31 de mayo de 2014

RELIEVES (I)

Relieves de la girola de la catedral de Burgos (II).
"Los otros dos paños del trascoro".


En el ábside de la iglesia catedral de Burgos, detrás del altar mayor, hay cinco medallones de piedra donde está historiada la pasión de Cristo. Los tres del centro son de tiempos mucho más antiguos que los dos de los extremos y fueron "labrados en piedra por mano del maestre Felipe, escultor famoso de su tiempo..." como recoge don Juan Ochoa y Corcuera, un capitular de mucha instrucción y laboriosidad, archivista, y a quien el cabildo de la catedral encargó preparase un memorial de las cosas más notables de la iglesia a finales del siglo XVI.

RELIEVE DE LA CRUCIFIXIÓN.

Cuenta Manuel Martinez y Sanz que el 18 de Marzo de 1499 " Juan Sanchez é Gerónimo de Villegas tomaron asiento con maestre Phelipe de bregoñia, que aya de hacer los otros dos paños del trascoro, del altor é tamaño del que está agora hecho, en que aya en el un paño, nuestro Señor puesto en la Cuz desnudo y sus ladrones de bulto, é bajo una Señora, é las Marias con acompañamiento de gente que estaba en la pasion ".
 
La Crucifixión de Vigarny presenta a los ladrones en crispadas expresiones en contraste con la apacible de Cristo que no manifiesta signos de dolor. Si bien en los evangelios canónicos no se facilita gran información sobre los dos ladrones en los apócrifos se les señala con los nombres de Gestas y Dimas, y según el Evangelio de Nicodemo Gestas -el mal ladrón-, fue crucificado a la izquierda de Cristo.
En opinión de Amador de los Ríos  "esculturas unas y otras de distinto valor, pues ... parecen superiores las de los dos ladrones ... a la del Salvador...". De acuerdo con la iconografía tradicional los dos ladrones aparecen atados a la cruz en lugar de clavados y no figuran con los brazos extendidos sino arqueados.
Para José Mª Azcárate "el sentido italiano de la forma... evidente ... en las hercúleas figuras de los ladrones ... contrasta ... con el estudio del cuerpo de Cristo, con cuatro clavos y piernas curvadas extrañamente".
Para Isabel del Río entre lo más relevante de los relieves destaca el análisis fisonómico de diversas personas con distintas edades y clases sociales. Hay caras de extraordinaria belleza y rasgos regulares tallados con gran delicadeza. Un caso significativo puede ser el del rostro del mal ladrón donde el escultor ha equilibrado la blancura de las superficies con los labios profundamente socavados y con las notas oscuras de los párpados.
Pero la historiadora llega incluso a sospechar si entre el cortejo de La Crucifixión esté el Condestable Bernardino de Velasco, llegando a escribir que "los caballeros y mercaderes burgaleses debían sentirse plenamente identificados con estas escenas, donde gentes iguales a ellos son los actores".
Tanto en este relieve como en el anterior Vigarny manifiesta un especial interés por los caballos, tema presente en diversos relieves italianos como en la pintura flamenca del siglo XV.
El relieve muestra el estilo inicial del joven Vigarny, con formas propias del Gótico final del Norte de Europa, con figuras de noble apariencia, de gestos y posturas dramáticas capaces de emocionar a los fieles, siendo especialmente significativo el concepto medieval del grupo de las santas mujeres, con un rostro semioculto por un mantón que refuerza la expresión doliente de la Virgen.
Arrodillada, al pie de la cruz y agarrada a esta, en actitud contemplativa, figura la Magdalena con su velo que le rodea el cuello por encima de su melena y que recuerda algunas imágenes similares francesas.
Al igual que  en el relieve del Camino del Calvario la influencia flamenca rige la manera en la que la composición llena el panel en su parte superior: un fondo rocoso con torres, cúpulas, murallas y alguna escena con personajes a pequeña escala.
"Tan grande estimación ha hecho siempre el Cabildo de la obra del trascoro, ó de detrás del altar mayor, que antiguamente estaban todos los medallones cubiertos con cortinas; y esto duraba aun en 1729" escribía Martinez Sanz en el siglo XX. Ahora en cambio se estudian las condiciones climáticas que soportan los relieves para tratar de emitir un diagnóstico sobre las causas que hacen que los relieves se desmenucen y tratar de formular un plan concreto de intervención.

RELIEVE DEL DESCENDIMIENTO Y DE LA RESURRECCIÓN.

La colocación del segundo relieve realizado en la girola -donde se había tallado la Crucifixión- se produjo en enero del año 1500, pero el trabajo en el tercero se alargó más tiempo. "Y la historia del otro paño, es como le bajan de la Cruz á Nuestro Señor con sus ladrones á la una parte; é á la otra parte que le ponen en el sepulcro las Marías, con su acompañamiento e gente; de manera que respondan estos paños al acompañamiento del paño que está fecho; é que se le haya de dar por sus manos por lo subsodicho, con que aya de facer á si mismo ocho imágines que se requieren para el pié, ..., seiscientos ducados de oro por su trabajo; los cuales se le ayan de pagar como fuese faciendo: el dicho maestre Phelipe se obligó de lo facer, ... etc", según se recoge en el folio 219 del Registro ( tomo que contiene las actas capitulares) 32 que conservado en el archivo de la catedral de Burgos.
Aunque según el contrato el relieve debería contener un Descendimiento Vigarny dedica la mitad al tema de la Resurrección: Jesús sale del sepulcro ante la estupefacción de los guardianes (ahora prácticamente desaparecidos). Beatrice Proske pensaba que Vigarny pudo haber llegado a España en compañía -o tener ya algún ayudante cuando realiza el tercer relieve-, pues la figura de Cristo en la parte de la Resurrección es muy diferente de la que aparece en el Camino del Calvario o en la Crucifixión.
El tratamiento del ropaje de Jesús, el modelado de las características, e incluso las proporciones del rostro o el tallado del pelo son más duros que lo habitual en Vigarny y recuerdan los modos practicados en el taller de Gil de Siloe por lo que podría deberse a la mano de algún oficial captado ahora por maestre Felipe.
Así mismo, las pequeñas escenas del fondo -en opinión de Beatrice Proske-, están repletas de tipos de caras francesas, presentan una concepción gótica en los drapeados y los edificios recuerdan también a los castillos franceses.
Por el contrario para Isabel del Río "la composición es una suma de distintas escenas, aparecen ciudades amuralladas con arquitecturas muy altas y se incluye una torre de las que simbolizan a Italia, país que acostumbra a representar las ciudades por algún edificio emblemático, como aquí lo hace Bigarny". Junto a la alta torre -plagadas sus almenas con curiosas cabecitas que observan el suceso-, se representa la aparición de Jesús a su Madre.
La escena del Descendimiento -desgraciadamente muy deteriorada-, representa un mundo tan real que José de Arimatea -lleva en sus manos los clavos de la Crucifixión- y Nicodemo pudieran corresponder a personajes reales.
En primer plano, a la izquierda, la Virgen tenía sobre sus rodillas el cuerpo de Jesús ahora desaparecido por el mal de la piedra que asola al relieve. Para José Mª Azcárate el relieve es "Quizá algo frío y decorativo, con ... trozos en los que las figuras se amontonan, sin espacio posible, surgiendo manos como la que sujeta la toca de María Magdalena, que difícilmente puede pertenecer a la misma figura".
Los personajes de la escena son una combinación de protagonistas bíblicos -distinguibles por sus anchas mangas y sus raros gorros-, y personas contemporáneas.
Si bien este relieve es el de mayor goticismo, presenta bellos estudios donde se respira un sereno clasicismo como es el caso del fragmento con la Virgen y San Juan.
La lamentable disgregación de la piedra alcanza gran parte del relieve. Si bien la iniciación de los daños  se remontan a época lejana -pues ya en 1678 cuando se proyectaba la ejecución de los actuales relieves extremos el maestro Bernabé de Hazas se comprometió, según se recoge en el Registro 88 del archivo catedralicio, a "componer y aderezar" las "Historias que están hechas que parecieran estar maltratadas..."-, la situación en los últimos años ha ido agravándose como puede verse en la siguiente composición realizada con una fotografía de comienzos del siglo XX y una actual.
En estos tres relieves de Vigarny se nota un característico eclecticismo, en el que se reconoce la inspiración en grabados y la huella de los maestros flamencos, al tiempo que se percibe su relación con el arte lombardo y un muy ligero contacto directo con Italia.

BIBLIOGRAFÍA.
-Rodrigo Amador de los Ríos, "Burgos" en "España. Sus monumentos y artes. Su naturaleza e Historia", Barcelona 1888.
-Salvador Andrés Ordax, "La Catedral de Burgos en el Renacimiento", en "La Catedral de Burgos. Ocho siglos de Historia y Arte", Burgos 2008.
-José Mª. Azcárate, "Escultura del Siglo XVI", en "Ars Hispaniae", v. 13, Madrid 1958.
-Luciano Huidobro y Serna, "Copia del Contrato entre el Cabildo de la S.I.B.C. y Felipe de Vigarni", BIFG nº. 140, Burgos 1957.
-Luciano Huidobro, "La Catedral de Burgos", Madrid 1949.
Alberto C. Ibañez y René Jesús Payo, "Del Gótico al Renacimiento. Artistas burgaleses entre 1450 y 1600", Burgos 2008.
-Teófilo López Mata, "La Catedral de Burgos", Burgos 2008 [red.]
-Matías Martínez Burgos, "En torno a la Catedral de Burgos. II: Colonias y Síloes: Felipe Vigarni, el precursor renacentista", BIFG nº 135, Burgos 1956.
-Manuel Martínez y Sanz, "Historia del Templo Catedral de Burgos", Burgos 1866 [ed. facsimil1997].
-Beatrice Gilman Proske, "Castilian Sculpture. Gothic to Renaissance", New York 1951.
-Isabel del Río de la Hoz, "El escultor Felipe Bigarny (h. 1470-1542)", Salamanca 2001.

NOTAS.
-El primero y el quinto relieve de la girola, con la Oración del Huerto y la Ascensión del Señor, se hicieron entre 1670 y 1683 y fueron tallados por Pedro Alonso de los Ríos. Aunque labrados a finales del siglo XVII tratan de imitar las formas de los tallados por Vigarny.


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